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Espiritismo en el Parlamento de Brasil

Juan Arias

Una de las primeras sorpresas de los europeos que vienen a vivir a Brasil es que aquí no conciben ser ateo y casi ni agnóstico. Los brasileños necesitan creer en algo, en lo que sea. Por eso no conciben las peleas religiosas. ¿Una demostración? En el Parlamento hubo una sesión de espiritismo como homenaje al bicentenario del nacimiento de Allan Kardec, el fundador del espiritismo. El diputado Luiz Bassuma, del Partido de los Trabajadores (PT), presidió el rito. Mientras hablaba entró en trance y su cara se transformó y cambió de voz. Era la voz del espíritu que se le había incorporado. La duda es si dicho espíritu fue el famoso espiritista brasileño, Chico Xavier o el médico Bezerra de Menezes, a cuya voz también se parecía la del transformado diputado. Difícil saberlo, porque el diputado, al salir del trance, no se acordaba de nada. En Brasil existen más de 5.000 pequeñas editoriales que publican exclusivamente textos de espiritismo, que es practicado sobre todo por empresarios y hombres de negocios.

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