Florida aparca por falta de tiempo el recuento de 65.000 votos emitidos por correo
Bush aventajaba al candidato demócrata en el recuento durante la madrugada
La balanza de Florida parecía inclinarse durante la madrugada hacia George W. Bush, pero, a falta del escrutinio final de tres condados tradicionalmente demócratas y de 65.000 papeletas enviadas por correo que la junta electoral de Miami-Dade decidió aparcar hasta hoy, nadie se atrevía a pronosticar una clara victoria. Bush necesitaba confirmar la ventaja sobre Kerry para poder alejar la sombra de dudas que desde hace cuatro años ha pesado sobre su presidencia.
El presidente ganó en Florida hace cuatro años por 537 votos en medio de una enorme polémica. Todo indicaba que esta vez serían los votantes y no los jueces los que decidieran el resultado de Florida. Los politólogos atribuían la posible victoria republicana al enorme despliegue de voluntarios que recorrieron el Estado puerta a puerta, a la pronta ayuda a los damnificados de cuatro huracanes, a las 30 visitas del presidente y a más de 20 millones de dólares en anuncios. Florida es uno de los tres Estados decisivos para la matemática electoral por los 27 votos de sus compromisarios. El cómputo final quizá no se sepa hasta el jueves, porque, por razones inexplicables, la junta electoral de Miami-Dade dijo que no podía hacer el recuento ayer de esos votos por correo.
Todos los indicios apuntan a que las papeletas por correo más las provisionales acabarán siendo el eje de posibles pleitos. El último día de plazo para el escrutinio es el 13 de noviembre. Si uno de los candidatos solicitara recuentos, estos tendrían que estar finalizados para esa fecha, salvo que se repitiera la pesadilla de 2000, que acabó con un fallo del Tribunal Supremo de EE UU el 12 de diciembre.
En general, la jornada electoral trascurrió con normalidad. Salvo el caso de Miami-Dade, el Estado enterraba el fantasma de 2000. El nuevo sistema de votación electrónica funcionó sin graves fallos y, aunque la memoria del fiasco de hace cuatro años había sacado a flor de piel las susceptibilidades partidistas, los electores hicieron fila para depositar su sufragio bajo la mirada de miles de observadores y de abogados al acecho de problemas. La sensación era de estar haciendo historia: "Nos jugamos mucho en esta elección", decía Dorothy Miller, de 54 años, en el colegio electoral de Miami Lakes.
Florida se jugaba su reputación y salió airosa. "Hoy ha sido un día importante en la historia de Florida. Hemos demostrado que podemos celebrar unas elecciones con éxito", dijo Glenda Hood, secretaria de Estado de Florida. El Estado se ha gastado 32 millones en reformar el sistema de votación, instalando urnas electrónicas en los 15 condados más poblados y lectores ópticos en los 52 restantes. El consenso era que cuanta más afluencia más favorecería a John Kerry. Fue masiva, más de un 83% de los 10,3 millones de electores votó, pero pareció favorecer a Bush. (En las elecciones de 2000 votaron seis millones).
La votación por anticipado de dos millones de electores aligeró las esperas, pero hubo quienes no se quisieron arriesgar e hicieron cola desde las cuatro de la madrugada. Éste fue el caso Nick Chapman y su esposa, Candace, que se llevaron incluso sillas plegables y sombrilla y a las siete de la mañana fueron los primeros en depositar su voto en Plantation. Los Chapman han votado en "casi todas" las elecciones presidenciales, pero hay cientos de miles de residentes de Florida que se estrenaron en las urnas. Eran la gran incógnita y la gran esperanza de los candidatos.
Republicanos y demócratas se habían acusado de cometer fraude registrando a prisa nuevos electores. Hay 1,5 millones más que hace cuatro años, una gran parte de los cuales son negros e hispanos. El ejército de abogados republicanos cuestionó algunos casos de identidad, nacionalidad, posibles inscripciones por duplicado y de ex convictos sin derecho a votar.
Se registraron algunos fallos en el sistema electrónico. A media mañana, por ejemplo, una urna electrónica del condado de Volusia descontó 13.244 votos depositados por anticipado porque la tarjeta de la memoria había fallado. Posteriormente lo corrigieron. En Palm Beach, el condado de las infaustas "papeletas mariposa", se perdieron 40 votos por un bajón en la corriente eléctrica.
Y en Broward, el condado de las "papeletas preñadas" de 2000, tuvieron que reemplazar 20 urnas electrónicas que estaban mal calibradas y cuando alguien votaba por Kerry le salía Bush, y viceversa. Hubo otros contratiempos menores en algunos de los 5.834 colegios. En los casos dudosos, los electores pudieron votar con una "papeleta provisional", que se incluirá en el cómputo total una vez verificada su identidad.
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