El conflicto ausente
El conflicto palestino-israelí ni siquiera ha sido un convidado de piedra en la campaña electoral de Estados Unidos; ni el presidente Bush ni su rival, el demócrata John Kerry, han querido mencionarlo más allá de las generalidades reconfortantes para Israel. Pero la tozuda y criminal realidad de los atentados no ha tenido la amabilidad de tomarse más días de respiro y un suicida de 16 años portador de explosivos actuó ayer en un mercado de Tel Aviv, causando cuatro muertos y numerosos heridos en un atentado reivindicado por el Frente Popular para la Liberación de Palestina.
La presumible intención añadida de quien ha planificado el atentado suicida era llamar la atención de Washington, así como demostrar que la ausencia del presidente Arafat, que el viernes pasado fue trasladado a París para seguir tratamiento médico por una grave enfermedad, no introduce variaciones en la atroz realidad sobre el terreno. La Autoridad Palestina había tenido buen cuidado de declararse neutral en la contienda electoral norteamericana, aunque a nadie se le oculta que no puede desear la continuidad de un presidente que ha dado más a Israel que ninguno de sus predecesores; notablemente, la carta del 14 de abril pasado, por la que por primera vez en la historia Washington aceptaba que el Gobierno de Sharon conservara parte de los territorios ocupados en cualquier acuerdo de paz, hoy impensable.
Pero eso no ha impedido que el ministro palestino de Trabajo, Ghasan Jatib, dijera ayer lo que está en la mente de todos; que Kerry "no puede ser peor que el presidente Bush". Tanto que el comportamiento del presidente republicano permite a Sharon unas acrobacias declaratorias que no le resultaban tan cómodas a ninguno de sus antecesores. Así, el primer ministro lleva semanas diciendo que la retirada de Gaza, que se prevé para mayo de 2005, puede inscribirse dentro de las previsiones de la Hoja de Ruta -que promocionan Estados Unidos y la UE-, pese a que en ella se exige, junto con el fin de la violencia terrorista, que Israel congele la colonización de Cisjordania, y el líder israelí disfruta anunciando y practicando frecuentemente la ampliación de las colonias existentes.
El atentado viene a poner las cosas dramáticamente en su sitio. Mientras haya terrorismo, Sharon no tiene que dar explicaciones. Cisjordania y Jerusalén Este son suyas, en tanto que Bush y Kerry consumen las últimas 24 horas de una campaña que mañana -si el resultado no acaba en manos de abogados y jueces- habrá confirmado a Bush o instalado a Kerry en la Casa Blanca.
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