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Jordi Coca fabula la obsesión de un hombre por una prostituta joven en 'Cara d'àngel'

Tedio, deseo obsesivo, autodestrucción... Jordi Coca (Barcelona, 1947) ha construido su última novela, Cara d'àngel (Edicions 62), a partir de estos elementos. Se trata de la historia de un hombre, ya maduro, en horas bajas, que se ve arrastrado por la pasión que siente por una prostituta muy joven que ha conocido en un peep show. "He intentado escribir una fábula de estructura muy sencilla pero con diversas lecturas", afirmó Coca esta misma semana durante la presentación de su libro.

Cara d'àngel ha obtenido el Premio Joanot Martorell 2004, convocado por el Ayuntamiento de Gandia y otorgado por un jurado compuesto por Pilar Bertran, Josep Maria Castellet, Miquel de Palol, Josep Piera y Màrius Serra.

Es una novela que transcurre en la Barcelona contemporánea. En ella, un hombre que se ha quedado sin trabajo a una edad provecta y acaba de perder a su madre, con quien convivía, empieza a frecuentar un ambiente aparentemente marginal, el de los peep shows y las salas X. Un día descubre a una muchacha jovencísima trabajando en uno de estos establecimientos eróticos y empieza a construir toda su vida alrededor de ella.

Como dijo en la presentación de la obra el profesor de Literatura y crítico Ramon Pla i Arxé: "Con esta novela entramos en contacto con un hombre que se equivoca profundamente y que se crea una utopía a la medida de sus frustraciones".

Tono de confesión

La narración está escrita en primera persona, dirigida a un que no se sabe muy bien quién es. El tono de confesión, también el carácter errático del protagonista -"un tipo en vía muerta", según Jordi Coca-, emparentan Cara d'àngel con El extranjero, de Albert Camus, señala el autor.

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La carga erótica o abiertamente sexual vincula a Cara d'àngel con la anterior novela del escritor, Lena. Con todo, ésta, que está muy presente en todo el libro, es sólo un aspecto del mismo, incide Jordi Coca: "Según las necesidades que el lector tenga en el momento de leerla, puede estirar el hilo de la búsqueda de la belleza por parte del protagonista, o el del tratamiento de la contemporaneidad".

Dice el autor que, con Cara d'àngel, ha acabado una etapa en su trayectoria literaria. "Desde Mal de lluna he tratado de construir un tipo de narrativa de formato medio, con un número limitado de personajes y un entorno muy focalizado. Ya sé demasiado bien cómo hacer este tipo de novelas y me apetece cambiar de novia", continúa.

Ahora, el escritor está enfrascado en un par de proyectos de novela de aliento más largo.

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