Crear en silencio
La comunidad de sordos reclama ayudas a la Generalitat para ejercer su derecho al uso del lenguaje de signos
"Pujol tiene pocos pelos y parecen cuerdas de un instrumento. Como fue presidente de la Generalitat, cuando los sordos nos referimos a él nos ponemos los cuatro dedos en la cabeza y simbolizan las cuatro barras", explica Josep Maria Segimon, presidente del Centro de Estudios de la Lengua de Signos Catalana (ILLESCAT). Enclavada en un mundo oral, un mundo que no es el suyo, la comunidad de sordos sale adelante a golpe de imaginación y metáfora. Segimon, que además es sordo y profesor de la Lengua de Signos Catalana (LSC), comenta a través de su mujer, Cecília Solanes, quien media como intérprete, que los sordos son muy observadores y ven cosas que otros no ven. Hay muchos bigotes de políticos. ¿Cómo diferenciarlos? "El bigote de Carod es más poblado, se parece al de Charlot, y por eso utilizamos este signo. El de Aznar es limpio, parece de cartón. El de Maragall parece que está mal cortado", dice Josep Maria Segimon, quien además es coordinador de la Plataforma para los Derechos Lingüísticos y Culturales de los usuarios de LSC Ara. La formación de signos no difiere de la de cualquier otra lengua: es la gente quien decide, en un ejercicio de democracia lingüística. "Es un proceso popular", explica el presidente del ILLESCAT, quien añade: "Pasa un tiempo y es el uso el que se impone. Por ejemplo, el Fórum al principio era un triángulo, y acabó siendo dos manos que van en dirección contraria".
En Cataluña hay unas 12.000 personas sordas de nacimiento y 20.000 hablantes por signos
Para bautizar a las personas con un signo utilizan sus características físicas o un símbolo. Por eso, con Zapatero se acude al recurso de la ceja levantada; con Artur Mas, a la barbilla, y con Josep Antoni Duran Lleida, a la calva brillante.
Pero a veces es más difícil, tal como explica Segimon: "Ahora en las escuelas de intérpretes nos piden nuevos signos. Muchos de ellos no surgen espontáneamente, sino que se crean por necesidad. Los hemos creado nosotros. Por ejemplo: derecho romano". Ésta es la tarea de ILLESCAT, especialmente ardua en terrenos especializados: proponer signos que luego pueden ser rechazados o aceptados por la comunidad. Esta necesidad se ha hecho especialmente patente cuando los sordos han ido adquiriendo mayor nivel de alfabetización y han accedido a estudios superiores.
"En Cataluña hay unas 12.000 personas sordas de nacimiento", dice Segimon, y añade: "En mi familia somos casi 40 sordos". El presidente del ILLESCAT calcula que en Cataluña hay unos 20.000 hablantes del lenguaje de signos. Como profesor realiza una ingente labor de docencia y, a sus 62 años, está en pie de guerra desde hace mucho tiempo, luchando por sus derechos y los de sus compañeros: "Toda la comunidad sorda reivindica el reconocimiento legal del lenguaje de signos", dice. Cuando se le pregunta acerca de las subvenciones, sopla haciendo un gesto elocuente y afirma: "Recibimos algún tipo de ayuda, pero la realidad es que nos autofinanciamos. Necesitamos películas y ordenadores. Necesitamos el signo en movimiento". Segimon está preparando un libro muy interesante: Los futbolistas del Barça y su alias gestual, donde se incluyen los nombres en LSC de Samitier, Puyol y Kubala. Sin embargo, sorprendentemente el FC Barcelona no tiene fotografías de todos los jugadores, y el escollo de adquirir los derechos de las fotografías parece insalvable.
El profesor Segimon se queja de la situación de los sordos: "Desde que me levanto por la mañana y veo la televisión me encuentro con una barrera. Todo es oral. Pedimos más facilidades de comunicación. A veces hay malentendidos cuando vamos al médico, por ejemplo. Todo es más difícil: comprar un piso, pedir un crédito, una multa de tráfico...". El pasado 4 de octubre se empleó por primera vez la lengua de signos española (LSE) en el Senado, y la secretaria de Estado de Servicios Sociales, Familia y Discapacidad, Amparo Valcarce, prometió que será regularizada "por ley". Según Segimon, esta ley también incluiría la LSC.
"Necesitamos más ayudas de la Generalitat. En Finlandia, por ejemplo, hay cinco lenguas oficiales, entre ellas la lengua de signos finlandesa. Nosotros sólo pedimos que aquí se eleve su estatus", afirma Segimon, que está casado y tiene dos hijas sordas de 9 y 11 años. "Los sordos somos muy solidarios. En Cataluña hay 28 asociaciones de sordos". Necesitarán fuerza para defender sus intereses. Ingenio, ya lo tienen: desde la llave de san Pedro Apóstol, que ha acabado siendo la forma de referirse a Pedro, hasta el avión, que volando a determinada altura en las manos de los sordos simboliza al Atlético de Madrid, antiguo Atlético Aviación, el lenguaje de signos se revela como una forma cultural capaz de superar en algunos aspectos el lenguaje oral. Y capaz también de deshacerse de la asepsia, poniendo la senyera en la cabeza de Jordi Pujol y pintando un bigote desordenado en Maragall y otro austero en Aznar.
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