Las fotos de la España constitucional

Una imagen vale más que mil palabras. Es lo que cabe decir de la foto de la Conferencia de Presidentes en el Senado y de la de sus integrantes con sus majestades los Reyes en el Palacio de Oriente. Ambas fotos expresan de manera insuperable la España constitucionalizada en 1978, lo que tiene de nuevo respecto de la España tal como había sido constitucionalizada en todos los momentos constituyentes anteriores.

En esas fotos está todo: el principio de legitimación democrática del Estado, la forma específica de incorporar la Monarquía a nuestra fórmula de Gobierno con base en dicho principio y la unidad política del Estado como fundamento y límite del ejercicio del derecho a la autonomía por las nacionalidades y regiones que integran España.

Éstas son las tres grandes decisiones políticas constitucionalmente conformadoras del Estado que se adoptaron en 1978. En ellas está contenida prácticamente toda la Constitución. El principio democrático ha sido definido en la Constitución del 78 con una diafanidad y una coherencia superior a la de todas las constituciones anteriores, incluida la Constitución de 1931. No hay ni una sola manifestación de poder del Estado que quede excepcionada de la vigencia de dicho principio y no hay contradicción interna alguna en las formas de manifestación de tal principio, a diferencia de lo que ocurría con la configuración dualista del poder ejecutivo en la Constitución de 1931. El principio monárquico ha desaparecido del texto constitucional, siendo sustituido por el principio parlamentario con el que se califica la Monarquía. De ahí que La Corona sea definida constitucionalmente como un órgano, pero no como un poder del Estado, justamente porque, en cuanto magistratura hereditaria, no puede tener legitimación democrática. El principio de unidad política del Estado se define al mismo tiempo como presupuesto y como resultado del ejercicio del derecho a la autonomía, de tal manera que ni se puede desconocer tal derecho ni se puede admitir tampoco que su ejercicio sea incompatible con la unidad del Estado.

Ésta es la Constitución española, que está definida en los artículos 1 y 2. Todos los demás artículos del texto constitucional no son más que concreción y desarrollo de esos dos artículos iniciales.

Hasta la fecha no habíamos conseguido que esta definición constitucional de España resultara visible de manera directa. A lo largo de los algo más de 25 años de vigencia de la Constitución habíamos visto entrar en acción estos tres principios, pero no de manera coincidente y en un acto de dirección política del país.

Esto es lo que se ha hecho visible con las fotos de la Conferencia de Presidentes. Los principios democráticos, de unidad política y autonómico en la foto del Senado. Esos mismos tres principios más el monárquico-parlamentario en la foto del Palacio de Oriente. Y además, se han hecho visibles en el orden en que tienen que ser visibles. Primero, los principios que expresan el Estado democrático de Derecho. Después, el que expresa la forma política del Estado como Monarquía parlamentaria. Hasta el hecho del plantón de una hora resulta simbólicamente significativo. Primero la dirección política por los poderes democráticamente constituidos. Después, la integración del momento de decisión democrática con la dignified part (Walter Bagehot) de la Constitución, en que la Corona consiste.

Es la primera vez desde la entrada en vigor de la Constitución en que los ciudadanos hemos podido ver representados de manera tangible los elementos constitutivos esenciales de nuestra fórmula de Gobierno. Es lo que le da a las fotos un valor añadido de magnitud muy considerable. Las fotos de la Conferencia de Presidentes son la expresión más genuina de la España constitucional.

Justamente por eso, son algo más que unas fotos.