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Barcelona quiere consensuar en los distritos la 'zona verde' de aparcamiento

CiU y PP insisten en que la regulación de unas 40.000 plazas sólo persigue "recaudar"

El año próximo se introducirá la zona verde de aparcamiento -preferente para los residentes y con tarifas altas para el resto- en buena parte de Barcelona, pero sin excesivas prisas, con la idea de negociar su implantación en los distritos y sujeta a posibles correcciones. En esas condiciones se aprobaron ayer las ordenanzas municipales en el pleno del Ayuntamiento, entre las que se encuentra la regulación de unas 40.000 plazas de aparcamiento libres en el centro de la ciudad. Es una medida contra la congestión del tráfico, se insistía desde los sillones del equipo de gobierno. Afán recaudatorio, contestaban a coro CiU y PP.

Una cosa es planificar desde las áreas centrales del consistorio barcelonés, como lo es Vía Pública, y otra el efecto que tienen los proyectos en los distritos, aunque unos y otros sean del mismo partido político. Algo así ha ocurrido con el anuncio de modificar las tasas e introducir la zona verde de estacionamiento. Según el enunciado, los residentes pagarán 20 céntimos al día o un euro a la semana, y los que estén de paso 2,25 euros en el Eixample y Ciutat Vella (zona A) por un máximo de una hora, y 2 euros la hora en la zona B (hasta la Ronda del Mig).

Algunos concejales de distrito -de todos los colores del tripartito- han hecho llegar sus cautelas a la casa gran por el efecto de esa medida cuando se trata de empezar a pintar las rayas verdes en el suelo. Los socios comparten el criterio: el problema del tráfico de la ciudad no son los desplazamientos internos sino los de los miles de vehículos que la cruzan a diario, que en la zona central son 1.150.000. Por eso comparten las medidas que tiendan a disuadir de la utilización del vehículo privado. Sin embargo, hay matices.

El pasado miércoles fue Ricard Martínez (ERC), concejal de Gràcia, quien instó a definir y concretar cuestiones como quién se considera residente y quién no. Ayer, en el plenario, Eugeni Forradellas (ICV-EUiA), defendió la tasa en pro de mejorar la movilidad y favorecer a los empadronados en Barcelona. "Hay que llegar al consenso en los distritos", instó. No fue el único.

Instrumento a desarrollar

"Se tiene que concretar más su aplicación", apuntó Jaume Oliveras (ERC), quien añadió: "La dimensión de esa medida se verá al cabo de un tiempo, igual hay que corregirla o replantearla". El concejal de Vía Pública, Jordi Hereu, matizó: "Lo que hacemos hoy es aprobar un instrumento que luego se tiene que desarrollar. Lo más importante es cómo se desarrolla en el territorio".

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Desde las filas de la oposición, la crítica era la misma: la regulación de las plazas ahora libres no disuadirá de la utilización del vehículo privado y sólo reportará más ingresos al consistorio.

En esa línea, Xavier Trias (CiU)subrayó que como no se puede subir más el impuesto de bienes inmuebles (IBI) o el de circulación "sencillamente porque ya están en el tope", el consistorio sube las tasas: "El año pasado fue la de la grúa, y en 2004 ha tocado el turno al estacionaamiento en la calzada". El jefe de filas de la oposición, no sin cierta guasa, comentó: "Sí que es una política continuista, pero por lo de continuar pagando". Y siguió con la retranca: "Si es verdad que quieren favorecer a los residentes, hagámoslo bien. Lo digo porque en una semana nos han dado papeles con tres propuestas distintas. Hasta sus propios compañeros no saben qué decir". Trias dijo que su formación estaría dispuesta a pactar si la propuesta de regulación fuera "correcta".

Más caústico fue Alberto Fernández Díaz, presidente del grupo municipal del Partido Popular: "No sé por qué la llaman zona verde porque en realidad está teñida de azul", en referencia a lo que él considera una simple extensión de la zona azul, dado que no cree que la medida favorezca a los residentes. "¿Por qué no hacemos de Barcelona una inmensa zona azul aunque la llamen verde?".

Las posiciones del equipo de gobierno -PSC, ERC e ICV-EUiA- y las de la oposición -CiU y el PP- permanecieron ayer irreconciliables en la discusión de la práctica totalidad de las cuestiones que se debatían.

Advertencias del PP y enojo de Xavier Trias

El tono del debate de ayer se tornó áspero no por el Fórum ni por las ordenanzas fiscales. El detonante fue una proposición de CiU para que el consistorio barcelonés inste al Gobierno central a aprobar el anteproyecto de ley para regular el régimen especial de la Carta Municipal. La proposición fue rechazada. El alcalde argumentó que sólo se ha avanzado en la aprobación de la Carta tras la victoria electoral de José Luis Rodríguez Zapatero. De paso recriminó a Xavier Trias y Alberto Fernández Díaz que ahora "se apunten al carro" de la Carta cuando antes no salió adelante "gracias a sus instancias". Esas palabras sacaron de quicio a Trias, quien replicó a Clos que trataba la cuestión con una "falta de respeto absoluto" tanto hacia él como al resto de grupos municipales e incluso hacia el Parlament, por la lucha que han mantenido todos ellos para que la Carta se aprobara lo antes posible. Fernández Díaz amenazó con romper el consenso institucional que existe respecto a la Carta Municipal tras mantener un agrio enfrentamiento.

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