De petrolera doméstica a multinacional
Repsol ha pasado en apenas dos décadas de ser una pequeña compañía a tener presencia en 28 países y codearse con las 10 mayores sociedades del sector
Hace apenas dos décadas, Repsol era un grupo menor. Había nacido en 1986 a partir del ramillete de empresas públicas del Instituto Nacional de Hidrocarburos (INH). Casi dos décadas después, ha pasado de ser una petrolera nacional, de bolsillo, dedicada a la compra venta de hidrocarburos, a ser una multinacional con presencia en 28 países y líder en España y en Argentina. Una gran petrolera que ha atravesado dos fases. En la primera, con Óscar Fanjul en la presidencia, el grupo inició la privatización y se consolidó. En la segunda, ya con Alfonso Cortina al frente, abordó una fuerte expansión hasta lograr entrar en el top-ten de las diez mejores petroleras.
El gran salto se produjo en 1999 con la adquisición de la petrolera argentina YPF y con Cortina ya al mando de la nave. La operación, que ha dado muchos quebraderos de cabeza a la empresa (la crisis argentina pasó factura), ha sido la palanca de su expansión en América Latina y en todo el mundo. Para comprar la petrolera argentina, Repsol hizo un esfuerzo enorme. Se desembolsaron nada menos que 2,16 billones de pesetas de entonces (más de 13.000 millones de euros) y fue necesario ampliar el capital en más de 5.000 millones de euros y emitir 240 millones de nuevas acciones.
Cortina ha pasado por algunos de los consejos más deseados del país
Tardó un año en nombrar consejero delegado por oposición de los accionistas
El gran salto de Repsol se produjo en 1999 con la adquisición de la argentina YPF
Desde la compra de YPF, toda la evolución de la empresa, ya hispano-argentina, ha pivotado en torno a ella. El tamaño alcanzado permitió a Cortina lanzarse a nuevas operaciones y ver cumplida una de sus obsesiones: crear un grupo energético potente, con presencia en gas y petróleo. La última operación, recientemente firmada, ha sido la consecución de un acuerdo histórico en Irán para explotar yacimientos de gas en el Golfo Pérsico.
Este proyecto, en el que va acompañada de Shell, le permitirá, además, reforzarse ante posibles operaciones de compra no deseadas por parte de compañías mayores. Unas operaciones a las que Repsol se ve expuesta continuamente gracias, precisamente, al atractivo que ha generado en el sector una compañía que produce 1,1 millones de barriles de petróleo al día, que registró unos beneficios netos en el ejercicio 2003 de 2.020 millones de euros y que presume de tener unas reservas de petróleo de 5.400 millones de barriles (550 millones en 1995). Entre los proyectos de Argentina e Irán, Repsol ha sentado sus reales en la mayor parte de los países productores de oro negro, destacando entre ellos Perú, Ecuador, Venezuela, Brasil, Indonesia, Arabia y Libia.
Sólo le faltó a Cortina haber culminado con éxito sus intentos de control en el sector eléctrico.Cortina no ha logrado una presencia determinante en este sector aunque lo ha intentado y ha peleado con ahínco. Así, en plena liberalización del sector energético, Cortina intentó aprovechar su posición en el sector gasista (el gas cada día es más importante para producir electricidad) para poner una pica en la complicada Flandes de la electricidad. Su objetivo: Iberdrola, la segunda compañía del sector eléctrico. El empeño deparó a Cortina enconadas batallas. En el año 2000, el anuncio de la fusión entre Endesa e Iberdrola, se recibió en Repsol YPF como si se escapara una pieza largamente codiciada.
La fuerte oposición de Repsol YPF a la macrofusión se tradujo en un amago de OPA hostil de la petrolera sobre Iberdrola y en argumentarios contra la operación que llegaron incluso a la mesa del entonces ministro de Economía, Rodrigo Rato.
El presidente de Repsol YPF libró otra batalla en torno a Iberdrola en 2003, aunque en esa ocasión fue para evitar la OPA de Gas Natural sobre la eléctrica, impulsada por su socio en la compañía gasista La Caixa. Las batallas en torno a Iberdrola, que generaron ríos de tinta, empezaron y acabaron en el mismo lugar: en el papel. Iberdrola sigue siendo hoy la segunda eléctrica del país, y fue testigo de excepción de los intentos de integración de Endesa y Gas Natural, en la que Repsol posee el 25% del capital.
Al final, Cortina, tras ocho años de gestión, no ha logrado dotar a la multinacional de la "tercera pata", la eléctrica, que hubiera redondeado el negocio. Un mal trago. Aunque quizá no tan amargo como el que tuvo que sufrir en agosto de 2003, cuando varios tanques de gasolina de la refinería de Puertollano saltaron por los aires y se llevaron por delante ocho vidas de trabajadores del complejo. Fue uno de los peores accidentes de la industria en España y un mal trago para la compañía, a cuya dirección se acusó de atender más el beneficio que la seguridad de sus instalaciones y empleados.
El borrón de Puertollano ha ido, sin embargo, acompañado de otras noticias de gran trascendencia mediática más positivas, como la labor de la petrolera, con importantes innovaciones técnicas, en la extracción del fuel vertido por el petrolero Prestige en 2001 en las costas de Galicia. Todo ello, bueno y malo, éxitos y fracasos, ha estado marcado por el carácter de quien ha pilotado la nave de la compañía durante ochos años: Alfonso Cortina, un ingeniero industrial de 60 años de edad, licenciado en Ciencias Económicas que tiene fama de tenaz y seco. Con una amplia trayectoria empresarial que inició hace 36 años, buenas relaciones, mejores amistades y mucho dinero (es propietario de importantes paquetes de acciones del BBVA y de la propia Repsol YPF), el ex presidente de la petrolera ha pasado por algunos de los consejos de administración más deseados del país.
Hermano de Alberto Cortina y primo de Alberto Alcocer, Los Albertos, Alfonso Cortina se ha sentado, entre otros, en los consejos de la cementera Portland Valderrivas (1984), en el del Grupo Construcciones y Contratas de las hermanas Koplowitz, en el del Banco Central (1988) y en el del BBVA, consejo que abandonó en 2001 a raíz del escándalo de los fondos de pensiones colocados por la entidad en Jersey para beneficiar a sus consejeros.
Cortina, que compartía consejo en el BBVA con su antecesor en Repsol, Óscar Fanjul (miembro del consejo del BBVA en representación de su ex cuñada Alicia Koplowitz), fue exculpado en septiembre de 2003 por el juez Garzón en el caso de las cuentas secretas de Jersey.
Hijo del que fuera ministro de Asuntos Exteriores de Franco, Pedro Cortina Mauri, Alfonso Cortina llegó a la presidencia de Repsol, propuesto por el BBVA, en el baile de cambio de presidentes de empresas públicas que abrió el PP tras su victoria electoral del año 1996.
Es amigo del ex vicepresidente y actual director gerente del FMI, Rodrigo Rato, y del ex presidente José María Aznar, y sus detractores, que los tiene, atribuyen a esa condición, más que a sus capacidades empresariales, el que haya dirigido durante ocho años la primera multinacional española. En la compañía petrolera supo ganarse el respeto de quienes conocían el negocio. Al llegar a la empresa mantuvo el equipo que había formado el anterior presidente, Óscar Fanjul. Todo un detalle. Su carácter queda también reflejado en un hecho: tardó un año en nombrar al consejero delegado que quería (Ramón Blanco) por la oposición de los principales accionistas de la petrolera, pero al final lo logró.
Muy preocupado por su seguridad, en 1995 ETA lo colocó en su punto de mira. Una carta bomba dirigida a su atención estalló e hirió de gravedad a un empleado de Correos. Hombre de contrastes, su imagen seria y austera choca con algunos detalles sobre sus gustos y acciones. Cuando cumplió los 50 años, por ejemplo, cerró el famoso local parisino Maxim's para celebrar el acontecimiento.
Ahora, con nuevo presidente, un contexto internacional marcado por los altos precios del petróleo y un nuevo Gobierno, los planes de Repsol YPF van a ser determinantes para todo el sector energético. La empresa cerró el pasado año con unos ingresos operativos de 37.206 millones de euros. La deuda financiera, por el contrario, se ha más que duplicado, hasta 5.047 millones. La plantilla actual asciende a 31.752 personas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.