Levantando polvo

El campeón del mundo de rallies Richard Burns ha entrado pisando el acelerador a fondo en las tiendas de videojuegos. Mientras el indiscutible referente del género, Colin McRae Rally, ha presentado unas últimas entregas carentes de interés, haciendo creer que en esto de conducir por el campo estaba ya todo hecho, el título basado en el piloto inglés Richard Burns sienta una nueva doctrina basada en el realismo bien simulado. Años ha, un lanzamiento llamado Rally Championship intentó acercarse a la reproducción exacta de lo que es una carrera de este tipo, con pistas estrechas y tramos kilométricos. Fue alabado por intentarlo, pero era terriblemente difícil de controlar. Richard Burns Rally ha conseguido ese difícil equilibrio. Para evitar frustraciones a los que creen que conducir rápido implica ir con el gas a fondo permanentemente, se ha incluido una completa escuela de pilotaje donde Burns explica todos los secretos para entrar en las curvas evitando el temido subviraje o a trazar las 'paellas' con el freno de mano como si el coche de tres toneladas y cuatrocientos caballos fuese una liviana patinadora sobre hielo.

El objetivo no deja de ser ganar carreras, ya sea en solitario, contra unos amigos en el mismo ordenador o consola -no permite juego en red- o desafiando al propio Burns intentando batir los tiempos que el piloto ha hecho en el juego. Sin embargo, conocer las técnicas, aplicarlas y sentir la reacción del coche en cada curva a través de la vibración de los mandos, la vista y el excelente sonido, alimenta el deseo de repetir la experiencia intentando arañar décimas de segundo al cronómetro.

Seis países albergan las carreras virtuales en las que es posible participar en forma de campeonato y proclamarse mejor piloto del mundo. El copiloto canta las curvas en correcto castellano y las instrucciones de la autoescuela están también traducidas. Con estas virtudes, Richard Burns Rally puede convertirse en el juego de conducción del año.