Un incendio que marcó a un pueblo
Abantos ardió por los cuatro costados el 20 de agosto de 1999. Un devastador incendio asoló 450 hectáreas del bosque. Las llamas acabaron con 35.000 pinos y obligaron a evacuar a 10.000 personas. El suceso despertó las conciencias de muchos vecinos, que vieron cómo en pocos segundos podían perder su valiosa masa forestal.
Pronto empezaron las sospechas de que detrás del incendio pudieran ocultarse intereses urbanísticos que persiguieran la recalificación de este espacio.
El grupo municipal de IU, en la oposición, denunció ante el Juzgado de Instrucción de San Lorenzo de El Escorial la posibilidad de que el fuego hubiera sido provocado.
Sin embargo, el juez acordó el sobreseimiento provisional y el archivo de las actuaciones en abril de 2002. En el auto se indica que, "si bien de lo actuado se desprende que ha sido cometido un delito, no hay motivos suficientes para acusar a una persona determinada".
El juez explicó en ese momento que no había una base sólida para declarar que pudiera ser intencionado.
El informe del fiscal se pronunciaba en el mismo sentido y explicaba que "el dato aislado de las posibilidades de desarrollo urbanístico que con esos incendios pudieran lograrse no es por sí suficiente para imputar los hechos a modo de intención a persona concreta".
Pero la duda quedó flotando en el ambiente y aún perdura. Los grupos ecologistas que ahora luchan por parar la presión de las viviendas sobre Abantos están convencidos de que los intereses urbanísticos jugaron un papel importante en el incendio. El Gobierno regional paralizó en ese momento la construcción en la finca Prado de la Era, al considerarla un punto de referencia de la regeneración forestal de Abantos. Sin embargo, ahora está previsto edificar allí 667 viviendas.
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