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Entrevista:Miguel Ángel Fernández Rancaño | Jefe superior de Policía

"Madrid necesita más policías"

Pregunta. ¿Qué situación se encontró en Madrid cuando llegó hace un año y medio?

Respuesta. Hicimos un estudio de cómo nos encontramos y observamos que a finales del año pasado, mientras que la media nacional había subido un 4% en los últimos cinco años, Madrid contemplaba un incremento del 23%, lo cual suponía una diferencia evidente en cuanto a carga de infracciones que se estaban cometiendo en Madrid. La población se había incrementado en unas 700.000 personas y además la ciudad había cambiado de traje, se había expandido geográfica y territorialmente. Sin embargo, nuestros efectivos eran prácticamente los mismos. Después de este pronóstico había una gran alarma social en la calle, no sólo producida por la pequeña delincuencia que estaba influyendo en el centro de la ciudad y en las zonas escaparates o de tránsito de una ciudad, sino también en los homicidios.

"Siempre he querido ser policía, y a mí me divierte lo que hago"
"Me preocupan los ajustes de cuentas de la delincuencia organizada"
"El año pasado hubo 76 homicidios, y en éste, hasta la fecha, tenemos censados 40"

P. ¿Qué medidas tomó?

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R. Se reorganizó la Brigada de Policía Judicial y se cubrieron todas las plazas. Se potenció la Sección de Homicidios incorporando a funcionarios de la escala básica y subinspectores, lo que les ha permitido trabajar con más sosiego y dedicarle más tiempo a cada uno de los casos. En este tema, nos preocupan todos, pero en especial los ajustes de cuentas derivados de delincuencia organizada, en especial internacional.

El año pasado hubo 76 homicidios en nuestro territorio y hasta la fecha tenemos censados 40. Somos conscientes de que muertes va a haber siempre en una gran ciudad. Lo que se ha pretendido es diseñar una política de ejemplaridad, que no salga gratis y que no quede impune el delito de forma que se desincentive a otros para que vean que no es fácil. En el capítulo de ajuste de cuentas, teníamos 23 y este año tenemos nueve. Y todos están resueltos menos uno.

P. Otro de los problemas son los homicidios por peleas.

R. Sí, se daban sobre todo los fines de semana en los lugares de ocio y esparcimiento, donde se mezclaba el alcohol y cualquier tipo de estimulante. La gente perdía el control, por cualquier causa se iniciaba una discusión y sacaban las armas blancas. Esto lo hemos combatido con una aplicación estricta de la Ley de Seguridad Ciudadana, que nos permite las identificaciones selectivas y la incautación de las armas blancas y de las drogas para que la gente se dé cuenta de que está observada. También se ha creado un servicio de noche para atender la ciudad, que actúa donde se produzcan los problemas. Si el año pasado tuvimos 21 muertes por estas causas de peleas, este año tenemos 12.

P. ¿Y cómo está ahora la inseguridad en Madrid?

R. En cuanto al volumen general de la delincuencia, partíamos de una situación no deseable, no buena. Ahora ya estamos en números negativos, en casi un menos 3%, y se consolida la tendencia. Hay diferencias entre la capital y la periferia, donde sube un poquito con respecto a la primera. Este cambio de tendencia se puede consolidar si continúa lo que la Delegación del Gobierno y la Dirección General de la Policía están haciendo: el reforzamiento de los recursos humanos y materiales que se produce en los últimos tiempos. De la última promoción, el 33% (502 efectivos) ha venido a Madrid. Hay un interés porque Madrid tenga los medios para acometer los problemas complejos que sufre.

P. Entonces, ¿cuál es el balance de este año y medio?

R. Si miramos cuando empecé a asumir esta responsabilidad y cómo estamos ahora, yo lo calificaría de positivo, pero tenemos que mejorar mucho sobre los objetivos. Hay que tomar medidas organizativas, estructurales, para realmente tener una ciudad, que es la capital del Estado, de forma que tenga unas tasas delincuenciales similares a las del resto del Estado.

P. ¿Cuál debería ser la tendencia en los próximos meses en el tema de homicidios?

R. No podemos bajar la guardia. Las secciones de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) tienen que estar potenciadas al máximo. Hay una serie de factores que disparan las alarmas, como el famoso asesino del naipe o el de Noelia de Mingo en la clínica de la Concepción. Pero fuera de estos casos, con buena dotación, con servicios de inmediatez de tal manera que llegamos pronto al lugar, acotando el lugar y sabiendo quiénes eran los testigos y recogiendo las pruebas, efectos e indicios que permitan una buena investigación, estamos en condiciones de hacer frente a ese reto.

P. Entonces, ¿lo lógico es que Madrid tenga entre 40 y 50 asesinatos al año o que se registren años como el pasado, con 99?

R. Si se producen circunstancias extrañas como en 2003 y se introducen bandas organizadas que no somos capaces de hostigar a tiempo, podemos tener un repunte de homicidios.

P. Una de las carencias que siempre ha tenido la Jefatura de Madrid ha sido la falta de policías.

R. Desde luego, Madrid necesita más policías para frenar la delincuencia que sufre. Ahora mismo, estamos al 88,7% de lo que marca el catálogo de puestos de trabajo. Madrid absorbe el 21% de la carga delictiva de toda España. Si hablamos sólo de las jefaturas de policía, Madrid tiene el 27,85% de todo el territorio nacional, frente al 13,29% de Barcelona. Estamos padeciendo una situación que viene de atrás. No ha existido una previsión buena y hemos perdido muchos efectivos que se han ido jubilando, mientras que la carga de trabajo iba en aumento. Ahora hay una especial sensibilización con Madrid y en unos años tendremos una plantilla adecuada.

P. ¿Pero el catálogo de puestos refleja un número de policías suficientes para Madrid?

R. El catálogo actual se ha quedado pequeño, porque hay que reforzar las unidades de especialidad, por ejemplo las brigadas de Información, Judicial y Extranjería, y a la vez la ubicación geográfica de nuestras comisarías ha quedado descolocada como consecuencia del crecimiento geográfico y demográfico de la ciudad. Por lo tanto hay que adecuarlo y llevar el servicio a donde los ciudadanos lo necesiten. Así, se ha propuesto a la Delegación del Gobierno desdoblar las comisarías de Usera-Villaverde, la de San Blas-Vicálvaro, la de Alcobendas-San Sebastián de los Reyes y crear la de Barajas Pueblo por la proximidad del aeropuerto y la apertura de la nueva terminal.

P. ¿Qué opina de la Bescam?

R. Cualquier aporte de efectivos al tema de seguridad puede resultar muy positivo.

P. En su opinión, ¿cómo están funcionando los juicios rápidos?

R. Bien, aunque no se han cumplido las expectativas iniciales. Es un gran instrumento para luchar contra la delincuencia y ha contribuido a bajar el índice de inseguridad que sufría Madrid.

P. ¿Por qué se siguen haciendo redadas en los bares frecuentados por inmigrantes?

R. Redadas como tal no se están haciendo. Lo que hay son órdenes de servicio en determinados puntos donde se haya detectado algún problema de inseguridad o que produzcan temas de amenazas, extorsiones o venta de drogas o incluso prostitución. Esa orden debe estar motivada y fundamentada. Nunca son redadas indiscriminadas, sino acciones policiales destinadas a controlar determinados grupos dentro de una masa.

P. Se ha especulado mucho sobre su cese o su pase a la empresa privada. ¿Habrá cambios?

R. Los jefes superiores somos cargos designados por libre designación. Llevo 11 años de jefe superior y he visto muchos relevos. Sé que antes o después me tocará. Pero estoy muy a gusto en mi puesto y en una jefatura como Madrid, donde se sufre tanto estrés y tanta presión, no se puede estar ni obligado ni a disgusto, porque no te compensaría. Siempre he querido ser policía y a mí me divierte lo que hago.

"El 11-M me dejó impactado"

A la pregunta de ¿cómo recibió la noticia y cómo vivió los atentados del 11-M?, el jefe superior de Policía recuerda:

"Estaba en casa, cuando me llamaron. Eran las ocho menos diez. Pensé que se trataba de un homicidio, como había tantos en aquellas fechas. Entonces me dijeron que estaban explotando bombas en Atocha, aunque no me dieron información muy precisa. Llegué en nada porque estaba muy cerca. Era una situación dantesca, en la que la gente estaba recogiendo lo que quedaba tras las explosiones. Luego llegaron los tedax [técnicos en desac-tivación de explosivos] y nos sacaron de allí y nos fuimos a la calle de Téllez porque había mucha confusión. La información que tenía la recibía sobre el terreno y mi reacción era casi de incredulidad. Todos estábamos sorprendidos. En esos momentos, lo que te dedicas es a coordinar y a llamar a la sala del 091 y que todo el mundo se dirija a su sitio. Ordené que se pusiera en marcha la Operación Jaula, del cierre de la ciudad; que despegaran los helicópteros y que estuvieran listos los perros. La verdad es que no daba tiempo a reaccionar, porque la situación fue muy grave".

"La reacción de la gente fue increíble. Los policías se presentaron voluntariamente en las comisarías, en sus unidades especiales. La gente funcionó casi de forma automática, según los procedimientos, y muy bien coordinados. Las primeras horas fueron duras porque ves las escenas de los cuerpos mutilados. No nos bloqueamos de milagro, porque las comunicaciones se colapsaron y la cadena de mando no podía dar órdenes. Emocionalmente me dejó impactado. Es la experiencia más dramática de mi vida. Lo más gratificante, la generosidad de la gente".

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