Pánico entre los viandantes y escaramuzas junto a Malasaña
"Ha llegado un grupo de unos 30 enmascarados a la calle del Pez y han ido volcando y quemando con líquido inflamable los contenedores de vidrio y papel que encontraban a su paso. Al ver a esos alborotadores, a un montón de policías y a los helicópteros, se ha desatado el pánico entre los transeúntes. Unos se tiraban al suelo, y otros se refugiaban aterrorizados en los portales". Así describía un vecino de la calle de San Bernardo la escena que presenció desde su casa poco antes de las nueve de la noche.
Los alborotadores cortaron el tráfico en tres puntos de la calle del Pez mediante contenedores. Después esos individuos se dirigieron hacia la calle de Conde Duque y Amaniel, donde lograron arrastrar hasta el centro de la calzada un pesado contenedor metálico lleno de cascotes.
Además, los causantes de los incidentes apedrearon las lunas de una sucursal de Caja Madrid de la calle de San Bernardo y rompieron algunos cristales de la puerta de entrada al Ministerio de Justicia. A últimas horas de la noche de ayer, una brigadilla de empleados del Servicio Especial de Limpieza Urgente (Selur) se afanaba en limpiar las calles y en volver a colocar los contenedores en sus lugares habituales.
"En la calle del Pez hubo escenas de pánico y confusión", relataba un vecino de la zona. "Un grupo de inmigrantes, que había oído algo de que había en Madrid una manifestación contra la inmigración, no sabía muy bien lo que sucedía. Corrieron a refugiarse en un locutorio, al creer que los alborotadores eran ultraderechistas".
Restos de una batalla
Un recorrido por la Gran Vía, San Bernardo, Princesa, y los alrededores de la plaza de España mostraba aún anoche el rastro de la batalla: vidrios rotos, cascotes, piedras, papeleras arrancadas y un intenso olor a la quemado, especialmente en la calle del Pez, cerca del barrio de Malasaña.
Y es que desde el primer momento, la policía desplazada a la plaza de España, donde se concentraron estos jóvenes de ultraizquierda, se percató de las intenciones de provocación que se gastaban. En ningún momento dejaron que los antidisturbios se acercaran a ellos e intentaron dejar toda la distancia que pudieron para tener así margen de maniobra. "Son demasiado jóvenes, pero estaban perfectamente aleccionados de cómo lo tenían que hacer", señalaron fuentes policiales.
Y fue esa distancia la que impidió que hubiera incluso más detenidos, ya que los insurrectos, en cuanto vieron que la policía lanzaba pelotas de goma, salieron corriendo, por lo que no se produjeron los tradicionales cuerpo a cuerpo de otros incidentes. Los detenidos serán acusados de desórdenes públicos y resistencia y atentado contra agentes de la autoridad, entre otros delitos. También se les exigirá el pago de los desperfectos ocasionados, aunque es probable que la mayoría de ellos sea insolvente.
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