Ana Botella
Desconozco los méritos que concurren en Ana Botella para haber llegado a concejal que no sean otros que la perpetuación de la estirpe política familiar o sus sesudos prólogos de cuentista. Como madrileño, me preocupa y mucho que cuando esta señora habla suba el pan cinco céntimos de euro y la leche fresca otros 10 céntimos de euro.
Del mismo modo me preocupa que siendo esta señora concejal de Servicios Sociales no se patee mi ciudad y vea, como hacemos todos los ciudadanos de a pie, cómo en los vagones del metro de Madrid se somete a recién nacidos de origen rumano a la sobre explotación a través de la mendicidad; hecho éste que supone un flagrante delito de tutela efectiva del menor.
Me preocupa sobremanera que esta señora en su lícito derecho a opinar, lo haga desde el abrigo del poder que ostenta, que no dé razón contrastada alguna y, al tiempo, pretenda con su tufillo pío adoctrinarnos en sus visiones mesiánicas de los subvencionados Legionarios de Cristo. Pero sin duda lo que más perplejo me dejaría es que fuera invitada al programa de sexo Dos rombos... para ilustrarnos en materia sobre su última tesina que versaba "un hombre y una mujer es una cosa, dos hombres es otra cosa y dos mujeres es otra cosa, como supongo que un trío..." Tal vez quiera hacer buena la tesis freudiana, según la cual el represor reprime en los otros lo que tiene que reprimir en sí mismo.
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