Carta abierta al Sevilla FC

Larga es ya la historia del Sevilla como club de fútbol, 100 años de vida de una institución que por sí solos la hacen merecedora de un destacado lugar en el deporte español. Su desnuda existencia, libre de cualquier otra consideración, trasciende de por sí a todas las personas que han estado a su servicio y a todos los avatares y acontecimientos que desde su constitución la han ido conformando. Su enorme valor social reside en los millares de personas que con su declarada e incondicional lealtad han hecho que no se pueda narrar este siglo de historia de la ciudad de Sevilla sin contar con su presencia y recuerdo. Así, independizado e independiente, solo, el Sevilla FC es merecedor de la mejor celebración con motivo de su centenario en el que deben participar y contribuir tanto la propia ciudad, honrada y servida por él, como sus ciudadanos. El protagonista de este evento es único, el Sevilla FC.

Quienes hoy día lo representan son los llamados a liderar el acontecimiento y los responsables de hacerlo con la dignidad y seriedad que merece. Ya se han puesto manos a la obra. La organización y el programa previstos y presentados están ciertamente a la altura de las circunstancias, en ellos y con ellos habrá que trabajar para que su desarrollo durante el próximo año tenga el éxito y la repercusión que le corresponde y todos los ligados al club quieren.

Son momentos para recordar, para exaltar, para homenajear, para celebrar, para compartir y para unir a todos los que se sienten parte de esa historia deportiva y humana. Todos los que además de rojo tienen también blanco en su corazón. Absolutamente todos, desde los utilleros a los presidentes, sin excepción, porque irremediablemente el pasado está escrito, con sus éxitos y fracasos, de los que hay que aprender y olvidar, pero jamás borrar, pues ni el hombre ni las instituciones tienen esa potestad tan sólo, en su caso, divina: el conjunto de la historia del Sevilla FC es, repito, uno y único y ya imborrable.

El sentimiento que ha de presidir e imperar en cada acto de esta celebración, en todo momento, es el orgullo de lo que se ha sido y se es, el del verdadero espíritu deportivo: sano, entregado, generoso, valiente y fuerte, civilizado y alegre, magnánimo. Es el momento de los grandes gestos, la importancia de la ocasión lo exige. La oportunidad es histórica, no aprovecharla sería un error también histórico. Es la hora de proponer y propiciar la concordia y unión de todos los sevillistas que así lo quieran. Todos a una.

¡Felíz centenario!