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Bien presentados

Sería muy cómodo decir que a un grabado del artista americano Calder basta con ponerle un marco sencillo, plano, moderno y de madera clara. En todo caso, con un paspartú blanco, como el fondo de la obra. Pero el decorador Pacho Alonso, con audacia y buen ojo, cambia las reglas del juego y utiliza un marco ancho, liso pero con volumen, restaurado y vuelto a dorar. El resultado es sorprendente y eficaz porque resalta la obra y le agrega profundidad. Éste es uno de los cientos de ejemplos que demuestran lo difícil que es enmarcar.

El marco sirve para proteger la obra del polvo, de la luz del sol (especialmente cuando tiene relieve), de los roces o los golpes. Separa el cuadro de la pared evitando que el frío, el calor o la humedad lo dañen. También hace que sea más fácil colgar y descolgar el cuadro o transportarlo y lo mantiene desplegado, evitando que se arrugue o se deforme.

En cualquier caso, la función más importante de enmarcar es realzar la obra, para lo que hay que tener en cuenta los efectos ópticos (por ejemplo, el blanco, así como los colores claros, da la sensación de avanzar y de agrandar los objetos o las superficies, de manera que no conviene enmarcarlos en oscuro o negro, ya que, entre otras cosas, el choque hace que pasen a un segundo plano las diferencias sutiles entre los tonos claros, es decir, no se potencian las características del cuadro). También desempeñan un papel importante en destacar el cuadro la proporción de los marcos, el ancho, el volumen y la textura.

Finalmente, a la hora de enmarcar no hay que olvidar que debe estar integrada en la decoración. Antiguamente, ante todo, se tenían en cuenta las características de la obra y el marco trataba de adecuarse a las mismas. El caso opuesto es el de ciertos estilos, como el de Biedermeier, en el que los marcos solían ser del mismo tono de madera que los muebles, limitando las aventuras, o sea, el juego con los materiales y los acabados.

Técnicas y materiales

Los óleos no necesitan cristal, pero en las obras clásicas pueden llevar entrecalles o marialuisas, una suerte de marcos de madera recubiertos de telas, como el lino o el terciopelo, que se ponen entre la pintura y el marco propiamente dicho. Los cuadros clásicos admiten marcos más elaborados, ya sea dorados, decapados, pintados o con la madera natural a la vista, y ciertas formas de moldura, por sus volúmenes, crean en la pintura un efecto de profundidad, como si se mirase por una ventana.

Cuando se trata de una obra sobre papel (un dibujo a lápiz, una sanguina, un pastel, un grabado, una xilografía, etcétera) o una fotografía, siempre debe ponerse un cristal como medida protectora y agregar un paspartú, un equivalente a las entrecalles, pero de cartulina tratada sin productos químicos, que sirve para que el cristal no toque la obra. Los marcos, en estos casos, pueden ir desde los dorados más clásicos, para los dibujos, hasta los metálicos o los más simples de madera clara, para los grabados o las fotografías. Las obras contemporáneas que incorporan objetos suelen enmarcarse como si fueran cajas.

La importancia de los profesionales

Para Luis Galliussi, un decorador imaginativo, con mucha sensibilidad para lo contemporáneo, pero capaz de integrar elementos de distintas estéticas, el marco pasa por distintas etapas. "A medida que el arte avanza, la importancia del marco tiende a disminuir. En la Edad Media formaban parte de la obra, mientras que en el arte contemporáneo casi desaparecen", comenta. Pero para él lo primero es saber "qué necesita la obra y cómo quiere uno verla". La decoración, el estilo, quedan en un segundo plano, y es tan válido colgarlos en la pared como dejarlos apoyados en el suelo "como si se acabase de llegar a la casa". En cuanto al cristal, Javier Armero, de la firma Frame, recomienda los que utilizan actualmente en los museos. Son totalmente traslúcidos, pero con un 70% u 80% menos de brillo que los normales, y además en caso de rotura no se astillan.

Todas las técnicas para enmarcar

Artesanales. Frame, en Madrid, es una de las firmas de enmarcación preferidas por los decoradores. Fabrican marcos dorados a la hoja siguiendo el método clásico; hacen paspartús biselados en oro y pintados a mano, que suelen utilizarse para los grabados antiguos, siempre trabajándolos de uno en uno y a la medida en su propio taller. La firma Astrolabio, en Barcelona, lleva años trabajando con enmarcados personalizados de gran calidad en todos los estilos, y también, aunque cada vez menos, doran a la hoja.

Paso a Paso. Para dorar a la hoja se pone el giesso sobre la madera y luego se aplica el bol -arcilla roja especial- con un pincel. Después se reviste con las hojas de pan de oro y se bruñe con una piedra de ágata. Paspartús artesanales de color con bisel dorado y rayas pintadas a mano. Las rayas de colores o doradas se pintan con un pincel muy fino. Todas las fotos están hechas en la firma Frame.

A medida. Las firmas Marc 3 y Fann ofrecen un servicio rápido de enmarcado. Marc 3 corta los paspartús con ayuda de un programa especial, y el cliente puede escoger el color, el ancho y el material. Esto permite darle un aspecto más acabado a un marco estándar comprado en otra tienda o allí mismo. También adaptan a la medida sus propios marcos o los hacen en pocas horas. Fann ofrece un sistema de enmarcado en 30 minutos, y los clientes pueden seguir desde el mostrador casi todos los pasos. El primero es cortar los ingletes, luego el paspartú y después el cristal. Finalmente montan el marco completo.

Cortar y pegar.

Las tiras de las molduras se cortan a la medida en ángulos de 45 grados para formar las esquinas. Una máquina corta los paspartús en la cartulina y en la medida elegida. Luego se cortan los cristales. Finalmente se unen las piezas y se cierra el marco.

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