Un cero a la Comunidad en enseñanza infantil
Este año nuestra hija Blanca, de tres años, seguirá en la guardería infantil, no porque así lo deseemos sino porque la falta de previsión de la Comunidad de Madrid así nos obliga. La educación infantil es gratuita a partir de los tres años pero no para todo el mundo. En su día solicitamos plaza en tres colegios concertados de educación religiosa, porque así lo quería su madre, y no fue aceptada en ninguno porque no reuníamos puntos suficientes: no habíamos ocultado nuestros ingresos ni presentado declaraciones por el IRPF complementarias, ni habíamos falsificado certificados médicos...., como todo el mundo después nos ha recomendado.
Presentamos el correspondiente recurso ante el Consejo Escolar y nos manifestaron verbalmente que ni nos molestáramos en esperar respuesta por parte de la Comunidad de Madrid, como así ha sido. Finalmente, nos presentamos y pudimos comprobar que quedaban seis plazas públicas, no cercanas a nuestro domicilio, para unos doscientos niños que habían quedado sin escolarizar por la Comunidad de Madrid.
No sé si es cierto lo que dicen de que se protege más a los que vienen de fuera; imagino que para quitar la razón a aquellos pseudoracistas bastaría con que la Administración controlara la realidad de los ingresos declarados y no declarados por parte de las familias, sean del color que sean.
Pero sí que es cierto que en la Comunidad de Madrid no hay libertad de enseñanza, en contra de lo que pregona la Constitución. Ni nosotros ni más de doscientos niños en nuestra zona han podido escolarizar a sus hijos en un centro de enseñanza, viéndonos obligados a seguir en guarderías, ya sean públicas o privadas.
Nuestra hija Blanca no podrá recibir jamás la educación del colegio que habíamos elegido en primer lugar, el Jesús y María, por considerar que su ideario se acerca mucho al de su madre y estar cerca de nuestro domicilio y de mi lugar de trabajo. La Comunidad de Madrid ha perjudicado este año la conciliación laboral y familiar que tanto pregonan, obligándonos a desplazamientos matutinos intempestivos para una niña tan pequeña y a contratar terceras personas para que nos ayuden a recogerla. ¡Muchas gracias, Presidenta!
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