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Los 'zulos' de Mikel Antza llevaban dos meses sin registrar movimiento

ETA tenía fotos de gendarmes que suelen detener a terroristas en "controles rutinarios"

Jorge A. Rodríguez

Los zulos repletos de armas y documentos que fueron localizados por la policía francesa y la Guardia Civil en la operación en la que fue detenido el jefe de ETA, Mikel Antza, el pasado 3 de octubre, no habían tenido movimiento alguno durante los últimos dos meses. Las observaciones policiales previas a la operación han permitido determinar que en ese periodo ni entraron ni salieron armas o explosivos y, al menos aparentemente, nadie entró en ellos en esas fechas, según aseguran fuentes antiterroristas. Los investigadores no están aún seguros del porqué de esa ausencia de movimiento. Las tesis son dos: bien ETA consideraba que estaban quemados, es decir, que habían sido descubiertos por las fuerzas de seguridad, o bien no había necesitado hacer ni ingresos ni entregas de material a los comandos.

La policía reabrió ayer los zulos para hacer inventario de lo que contienen después de que hayan permanecido precintados y bajo custodia policial durante los últimos 10 días. Uno de los abiertos ya es el que se supone que era el banco de ETA, el lugar donde escondía fuertes sumas de dinero en metálico. Se supone que era el zulo de Saint Pierre d'Irube, pero en su interior no se ha encontrado dinero. Esto avalaría el que ETA lo hubiera movido de sitio ante el temor de que estuviera quemado.

Direcciones de agentes

El inventario del material guardado en los zulos está sorprendiendo a los agentes. Una de las sorpresas ha sido la localización de fotografías de miembros de la Gendarmería francesa que, a juicio de ETA, suelen estar presentes en los controles de carretera supuestamente aleatorios y casuales en los que han sido detenidos numerosos miembros de la organización. La Cadena SER informa de que las fotos iban a ser distribuidas en breve a los comandos para que se atentase contra ellos, ya que, además de las imágenes, la banda tenía sus direcciones o teléfonos.

Este hecho supondría un salto cualitativo de ETA en el país vecino del norte, donde hasta ahora no había perpetrado atentados, aunque algunos de sus miembros sí se habían enfrentado a tiros con agentes de seguridad durante persecuciones. No obstante, la policía francesa descubrió el año pasado un seguimiento a la juez antiterrorista Laurence Levert por miembros de ETA, lo que hizo que las autoridades francesas incrementaran la presión sobre la banda y la tomara como un problema nacional.

Los agentes se vieron sorprendidos ayer por la ingente cantidad de armas que atesoraba la banda en los zulos. "La cantidad de armas que hay dentro es muy superior a la que inicialmente se facilitó, pero el recuento final aún tardará unos días en estar listo", aseguraron ayer fuentes de la Guardia Civil. Entre estas armas se encontraban los dos misiles tierra aire que estaban dispuestos con sus lanzadores originales.

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Por otra parte, la dirigente etarra Carmen Guisasola fue condenada ayer a 27 años de cárcel por su participación en el asesinato del marinero Ignacio Montes, atentado ocurrido en Lequeitio (Vizcaya) el 24 de junio de 1985. Guisasola, de 49 años, ha sido condenada también a indemnizar con 10 millones de pesetas (60.101 euros) a los herederos de la víctima.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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