"A veces, el Madrid no está pendiente del balón"
Hay un aire desafiante en la voz de Fernando Hierro, que, confundido entre sus nuevos colegas del Bolton Wanderers, habla por teléfono, se ríe y dice: "El fútbol es científicamente incorrecto". A sus 36 años, puede jactarse de que su carrera ha sido una exhibición contra los predicadores que afirmaban que era demasiado lento, demasiado autoritario, demasiado viejo, demasiado alejado de lo políticamente correcto y demasiado prescindible. El anquilosado Hierro se ha adaptado al desierto de Qatar como a la lluvia del norte de Inglaterra. Y ni el Madrid ni la selección española, los dos equipos que capitaneó, dan síntomas de haberse recuperado tras su desaparición definitiva de la faz del deporte español en aquella explosiva noche de mayo de 2003, cuando los fuegos artificiales de la última Liga conquistada en Chamartín todavía iluminaban el cielo.
"Los jugadores son los que saltan al campo. El fútbol es el que vende las camisetas, no al revés, y debe estar antes que las televisiones, que el 'márketing'..."
"La experiencia británica de [Xabi] Alonso, Cèsc o Reyes es positiva para la selección y el fútbol español. Hace cinco años habría sido inconcebible"
"Necesitaba salir del entorno en que estaba. Qatar fue lo contrario a lo vivido 14 años y me abrió los ojos. Me reforzó a nivel de amigos, de familia"
"El fútbol inglés es fútbol en estado puro", opina Hierro, que habla como esos bandoleros que huyeron a la sierra para vivir según su ley. "Aquí", prosigue, "prima más lo que es el balón, el campo, que el márketing. Yo sé que hay que adaptarse a los tiempos modernos, pero en el ambiente de un club inglés lo primordial es el fútbol. Todas las personas que trabajan en el club están concentradas en la pelota".
Hierro habla como si no tuviese en cuenta que el nombre del campo del Bolton es Reebok Stadium. Como si sus papeles ante la cámara en los anuncios romanceados de Adidas y Pepsi fuesen parte de un pasado del que arrepentirse. "Yo no me arrepiento de esos anuncios", asegura, "porque las cosas hay que tomarlas como vienen y si juegas en el Madrid tienes que saber que estás en el club que más vende en el mundo a nivel de prensa, de público, de merchandising... Ahora, viéndolo todo a la distancia, uno se da cuenta y dice: '¡Ufff...! ¿Cómo pude aguantar 14 años con ese nivel de exigencia, con ese nivel de presión, viviendo cada partido como una final?' Cuando estás metido ahí dentro, no te das cuenta. Viéndolo desde fuera, no te lo explicas".
Dice Steve McManaman en su libro de memorias madridistas El Macca, recientemente publicado en Gran Bretaña, una cosa en la que coincide con la mayoría del vestuario: "¡Cómo echaron de menos a Hierro en la última temporada! No habría habido ninguna posibilidad de que el club implosionara tan dramáticamente si él hubiera estado allí. Seguramente, habría prevenido el colapso mental que sobrevino".
La opinión de Macca sobre la necesidad del liderato de Hierro está muy extendida incluso en el vestuario actual. El ex capitán, que nunca dejó de predicar su fe en la pelota frente al avance de las fuerzas mercantiles, no escurre el bulto cuando le preguntan por la crisis que atraviesa el Madrid. "Después de todo lo que ha pasado, a lo mejor ha llegado el momento de que el club reflexione sobre el camino que decidió tomar", advierte; "porque éste, en definitiva, es un camino por el que el club se adentró porque quiso. El club ha decidido formar un equipo a base de lo que ellos [los directivos[ creían conveniente y ahora son ellos los que tienen que pensar si lo que ellos creían es realmente positivo para el Madrid".
"No hay que olvidar que, en definitiva, son los jugadores los que tienen que sacar los resultados adelante porque para eso son los que saltan al campo", apunta; "yo he dicho que muchas veces el Madrid está más pendiente de otras cosas que del balón. Y, al final, es el fútbol el que hace vender las camisetas, no al revés. El fútbol tiene que estar por delante de las televisiones, del márketing... Eso también es importante, pero a nadie se le puede olvidar que los que juegan el domingo son los jugadores. Y lo que noto en los jugadores del Madrid es que han perdido la autoconfianza. Necesitan encadenar una serie de victorias para recuperarla".
Fugitivo del márketing como estaba, el Bolton se convirtió en su Sierra de Ronda particular. "Cuando salí del Madrid, el Bolton fue el primer equipo que me llamó pero en aquella época yo necesitaba otras cosas", continúa Hierro; "me fui a Qatar por seguir jugando al fútbol. Yo necesitaba salir del entorno en que estaba. Fue una experiencia que recordaré con mucho cariño porque en muy poco tiempo me dio la posibilidad de poner muchas cosas a nivel personal en su sitio. Me reforzó a nivel de amigos, de familia. Fue lo contrario a todo lo que había vivido en el fútbol durante 14 años y me abrió los ojos. Salí de un sitio en donde lo tenía controlado todo y llegué a otro donde todos los días me encontraba algo nuevo. Me dio mucha tranquilidad y me di cuenta de que podía aguantar un año más en el alto nivel. Sin haber pasado por Qatar, no me habría ido a Inglaterra. Antes de jugar el penúltimo partido, había decidido poner fin a mi carrera. Pero, entonces, el Bolton me dio una segunda oportunidad".
"El Bolton es un equipo que sólo lleva cuatro años en la Premier y está estableciéndose", explica Hierro; "es muy pequeño, pero está muy bien organizado. Para mí, lo fantástico es ver cómo vive la gente el fútbol aquí. Si ganan, se van contentos; si pierden también. Es una cultura muy diferente a la nuestra. Todavía no he oído ni un pito. Dan por hecho que el equipo da el ciento por ciento. Si tienes un mal día, te aplauden para animarte. Es como en San Mamés. Pura presión al contrario".
Sobre el juego Hierro observa un cambio: "No noto muchas diferencias respecto a España. Posiblemente, lo que más se note en Inglaterra sea el ritmo del partido. Los equipos están pendientes de tener la pelota el mayor tiempo posible en el área contraria y los rechaces, tanto defensivos como ofensivos, tienen gran importancia".
"El Arsenal está favoreciendo la desaparición de ese fútbol tan directo", asegura Hierro; "hay tres equipos por encima del resto, un corte, por el que sobresalen el Arsenal, el Manchester y el Chelsea. Pero el Arsenal es el que más me gusta porque juega a una velocidad y con un entendimiento del juego que sorprende. Los delanteros, Henry, Pires, Reyes, Ljungberg y Bergkamp, nunca parten de una posición establecida. Tienen mucha movilidad, aparecen por todas partes, cambian y manejan muy bien la pelota. En el medio campo tienen unos tipos con una fortaleza física impresionante y saben surtir de balones. En los laterales tienen dos jugadores fantásticos que siempre miran arriba y saben salir con el balón jugado".
Hierro ha recibido una tarjeta amarilla en seis partidos con el Bolton -cinco como sustituto-, tanto en el centro de la defensa como en el medio centro. "Llegué un mes tarde a la pretemporada y me he tenido que adaptar a un equipo y a unos compañeros nuevos", comenta; "la ayuda de Iván [Campo] ha sido fantástica para que mi adaptación sea rápida. En el césped, mi función es la misma que la que hacía en el Madrid. Lo que cambia es el antes y el después de los partidos. Aquí vas a entrenarte y en los entrenamientos no hay nadie: ni prensa ni aficionados".
"En Quatar di siete meses de clases de inglés", prosigue; "así que con el inglés me defiendo tranquilamente. En el campo manda el balón. Y para dar órdenes no hay problema porque en el fútbol cualquier gesto vale mil palabras".
"La experiencia de los jugadores como Alonso, Cèsc y Reyes es positiva para la selección y para el fútbol español", considera Hierro; "los tiempos han cambiado. Hace cinco años era imposible concebir que un jugador de la calidad de Reyes se marchase de España. Es extraordinario. Le ha tomado sólo cinco meses adaptarse y dar todo su potencial. Yo lo vi, cuando visitamos Highbury, y es de esos jugadores que levantan un murmullo en la gente. Cada vez que coge el balón se espera algo importante. ¿Y Cèsc? Que un chico de 17 años juegue con esa confianza como titular, con una madurez sorprendente, en un gran equipo extranjero, antes era impensable".
"Yo me siento un privilegiado", concluye Hierro; "por tener 36 años y seguir ejerciendo mi profesión. Lo que te hace levantarte por la mañana es la ilusión. Y, afortunadamente, en mi vida siempre he sido feliz con un balón al lado. Desde que tengo uso de razón".
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