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Reportaje:LA INMIGRACIÓN POR DISTRITOS | Tetuán

El 'barrio rojo' ahora es caribeño

Tetuán ha pasado de ser un clásico distrito obrero a albergar al segundo mayor porcentaje de inmigrantes de la capital

Mucho antes de la llegada masiva de inmigrantes castellanos, andaluces y extremeños a la capital hace más de cuatro décadas, Tetuán ya era el primer barrio obrero de Madrid. Se le conocía como la pequeña Rusia o el barrio rojo por su, hasta hace pocos años, inalterable tradición de voto a los partidos de izquierda. Pero los tiempos cambian y Tetuán ahora se caracteriza por ser uno de los distritos con mayor porcentaje de inmigrantes de la capital: más de 30.000 extranjeros, el 19,8% de sus más de 152.000 vecinos, un porcentaje sólo superado por el distrito Centro.

Como en el resto de la ciudad, la mayoría de los inmigrantes son latinoamericanos, el 66% (11.858 ecuatorianos, 1.753 colombianos y 1.550 peruanos, entre otras nacionalidades), aunque también hay una elevada presencia de marroquíes (2.105 personas) y filipinos (1.494). Pero únicamente los dominicanos, con sólo 2.200 personas censadas, han conseguido cambiar su nombre: hace aproximadamente seis años fueron los primeros en llegar al barrio de Bellas Vistas, que ahora también se conoce como la pequeña Caribe.

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Mayra, de 31 años, es dominicana. Nació en la capital, Santo Domingo, y hace un año que vive en Bellas Vistas. Aterrizó en Madrid hace seis años, "por razones económicas, como todos", sola y embarazada de siete meses, con una oferta de empleo y permiso de residencia. Entonces, ésa era la forma en que llegaban muchos de sus compatriotas, pero ahora las cosas han cambiado: "Antes era más fácil tener los papeles, yo no sé cómo se las arreglan ahora", dice Mayra.

Empezó a trabajar en Cercedilla y hace tres años abrió una peluquería propia en la calle de Topete, quizás la más caribeña del distrito, muy cerca de la glorieta de Cuatro Caminos. Allí, cerca de su confluencia con la calle Almansa, en menos de 500 metros se disputan clientes hasta 11 peluquerías, otros tantos locutorios y oficinas de envío de dinero y dos supermercados de alimentos latinos. La mayoría de los compradores son dominicanos o ecuatorianos, integrantes también de los grupos de jóvenes que pasan el día en la calle charlando bajo la atenta mirada de las ocasionales patrullas de policía.

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Según cuentan, la presencia de los agentes es consecuencia de las quejas de algunos vecinos españoles, que critican los hábitos de muchos inmigrantes. "Siempre se quejan, de la música o de cualquier otra cosa", asegura Mayra, para quien estar lejos de su tierra natal supone un sacrificio diario: "Si no tuviera a mi niña volvería a mi país. Siempre estoy pensando en volver", dice con resignación.

Pero la falta de tolerancia no es ni siquiera la primera razón de esa añoranza. Vivir en Tetuán no es fácil, y menos cuando no se gana demasiado dinero, como es el caso de la mayoría de la población extranjera, y eso se nota a la hora de observar dónde se concentran. Este distrito es, como muchas zonas de Madrid, un lugar de contrastes: su arteria principal, la calle de Bravo Murillo, hace las veces de línea divisoria entre la zona rica y la zona pobre de Tetuán. Al este están los barrios de Cuatro Caminos y Castillejos, que lindan con el paseo de la Castellana, una de las avenidas más pudientes de la capital. Allí está el centro financiero de Azca, rodeado de viviendas de lujo apropiadas para una de las rentas medias brutas más altas de la capital: en 2000, un vecino de Castillejos ganó 18.177 euros y 15.915 euros uno de Cuatro Caminos.

Al otro lado de Bravo Murillo, con edificios antiguos y alguna casa baja, están Almenara, Valdeacederas, Berruguete y Bellas Vistas. Allí se concentra la mayoría de los inmigrantes, que en Berruguete o Bellas Vistas ya son uno de cada cuatro vecinos. Las rentas medias per cápita anuales de estos barrios son elocuentes: 10.878 euros y 12.117 euros, respectivamente, en 2000, 6.000 euros menos que al otro lado de Bravo Murillo.

Pero el calificativo de pobre es relativo. Mayra vive con su hija, de seis años, en una habitación por la que paga 600 euros al mes. "Es muy caro y, entre el alquiler y los gastos de la niña, cuesta mucho llegar a fin de mes", cuenta. No es para menos, ya que el precio medio del metro cuadrado de un piso en este distrito alcanzó los 4.162 euros el pasado junio, después de incrementarse a un ritmo alarmante desde hace siete años, cuando costaba 1.466 euros. Sólo entre 2003 y 2004 se encareció un 27%, es decir, 900 euros, un incremento sólo superado por tres de los 21 distritos de Madrid. Por ello, muchos inmigrantes comparten casa y viven en edificios todavía sin renovar, ya que son más baratos, un fenómeno que el Ayuntamiento denomina chabolismo vertical.

Todos estos cambios han modificado por completo la vida de Tetuán: no sólo se han instalado nuevos comercios, sino también nuevas tradiciones. Por ejemplo, cada 21 de noviembre, cientos de ecuatorianos salen a la calle en La Ventilla para celebrar la procesión de Nuestra Señora de Quinche, una imagen procedente de Quito. Por otra parte, las nuevas generaciones se están integrando rápidamente a su entorno, que para muchos es también el único que conocen. Por ejemplo, la hija de Mayra "no tiene un acento definido cuando habla. Cuando está con sus amigos españoles habla como ellos, pero hace lo mismo con los ecuatorianos y, por supuesto, con los dominicanos", dice su madre.

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