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El Ejército israelí mata al jefe militar de Hamás en el campo de refugiados de Yabalia

Abed Navaham estaba acusado de lanzar un misil que acabó con la vida de dos niños israelíes

Israel aumentó ayer la presión militar sobre el campo de refugiados de Yabalia, en el norte de la franja de Gaza, donde tras 11 días de asedio el número de muertos se eleva ya casi a un centenar. La última de las víctimas ha sido Abed Navaham, jefe de las milicias de Hamás en la zona, al que los israelíes acusan de haber lanzado el misil que acabó con la vida de los dos niños judíos de Sderot, el pasado 28 de septiembre, con lo que se desencadenó la ofensiva Días de Penitencia. Tras la muerte de Navaham, los refugiados palestinos esperan que las tropas israelíes comiencen a retirarse de Gaza.

Abdel Navaham, de 25 años, dirigente de las Brigadas de Ezzedine al Kassam, brazo armado de Hamás, fue abatido por un misil israelí ayer al mediodía en el campo de refugiados de Yabalia. En la operación resultaron heridas otras tres personas. El Ejército, aunque confirmó la muerte del militante, aseguró que ésta se había producido de manera fortuita al estallarle entre las manos un misil Kassam que trataba de lanzar sobre el otro lado de la frontera, en territorio israelí.

La muerte de este artificiero de Hamás del campo de Yabalia supone la culminación de una operación de venganza que el Ejército israelí desencadenó en la noche del 28 al 29 de septiembre, después de que dos menores de la localidad judía de Sderot fueran asesinados por un misil artesanal Kassam lanzado por las milicias fundamentalistas. La muerte del dirigente integrista ha suscitado ciertas esperanzas entre algunos refugiados palestinos, que vaticinan que la operación israelí esta a punto de acabarse y que los 200 tanques podrían empezar a retirarse pronto de Gaza.

"No creo que se vayan a retirar así los soldados; antes harán nuevos destrozos", asegura Hassan Abde Al Masri, de 50 años, agricultor, padre de nueve hijos, mientras trata de hacer un balance de los destrozos que los tanques acaban de provocar en sus invernaderos situados en la población cercana de Beit Lahia, limítrofe al campo de refugiados de Yabalia.

Los bancales de este agricultor fueron destrozados la noche anterior por una incursión de las tropas, la más profunda y audaz de los últimos días, en la que tomaron parte una docena de tanques y dos excavadoras. Durante seis horas, los blindados destrozaron sistemáticamente su plantación, convirtieron en leña las plantas y derribaron los invernaderos. El sistema de riego quedó hecho trizas. Las pérdidas se elevan a medio millón de dólares. Una treintena de trabajadores están desde ayer en paro, aumentando así una tasa de desempleo que alcanza ya al 80% de la población de la franja.

Pero nada de esto parece quebrar la voluntad de las milicias de Yabalia, Beit Lahia y Beit Hanun, que continúan efectuando disparos de fusilería para tratar de parar la ofensiva de los tanques, al tiempo que dan cobertura a los artificieros para que lancen sus misiles Kassam sobre Israel. Dos de estos artificieros fueron abatidos ayer por la mañana en Beit Hanun, al norte también de la franja de Gaza, cuando trataban de disparar un cohete.

A pesar de esta dramática situación, los cuerpos de seguridad palestinos continúan inmersos en su guerra sucia particular en busca de afianzar sus cuotas de poder e influencia. El último episodio ha sido la desaparición de dos hombres de confianza del general Musa Arafat, primo del presidente Yasir Arafat y responsable de la Seguridad Militar. Los dos colaboradores, uno jefe de los equipos de investigación y el otro un teniente de las brigadas de guardaespaldas, han desaparecido misteriosamente de Gaza. Los rumores apuntan a un secuestro. Ayer, los familiares del teniente Mohamed Hassan Katanani difundían por la radio oficial palestina una cuña publicitaria en la que pedían información del desaparecido.

Desde el pasado mes de julio una decena de personas han sido secuestradas en Gaza, como consecuencia de la rivalidad entre los grupos policiales. La mayoría de los casos fueron resueltos positivamente al cabo de las pocas horas. Sin embargo, esta vez las víctimas llevan una semana desaparecidos.

Un palestino frente a las ruinas de su casa, derribada por el Ejército israelí en el campo de Yabalia.
Un palestino frente a las ruinas de su casa, derribada por el Ejército israelí en el campo de Yabalia.ASSOCIATED PRESS

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