Por los caminos del blues
Canal + estrena un documental de Scorsese que rastrea los orígenes de un género musical que nació a orillas del Misisipí
Por decisión del Senado federal, 2003 fue el Año del Blues en Estados Unidos. Según la resolución votada en Washington, "el blues es la más influyente de las formas de la música americana de raíz, con un impacto mundial apreciable en el rock and roll, el jazz, el rhythm and blues, el country y hasta la música clásica". La gran manifestación mediática del Año del Blues fue la emisión de Martin Scorsese presents the blues, una serie de siete documentales que financió PBS, la televisión pública estadounidense, y que propició la publicación de numerosas antologías discográficas. Canal + emite esta tarde (18.40) el primero de ellos, 'El blues: los orígenes', dirigido por el propio Scorsese, al que seguirán en viernes sucesivos 'Al piano', de Clint Eastwood, y 'Maestros', de Wim Wenders.
Inicialmente titulado 'Feel like going home", es la crónica de un doble viaje. Primero, a las orillas del Misisipí, donde el blues se manifestó ahora hace un siglo. Luego, la acción se traslada a Malí, en busca de la semilla. El cicerone es Corey Harris, bluesman en activo que pertenece a la generación de universitarios que descubrieron esa música en discos: en conversación con otro coetáneo, Keb' Mo', éste reconoce que tardó años en enterarse de que determinada metáfora erótica de Led Zeppelin estaba tomada de un tema de Robert Johnson.
Scorsese y Harris recorren las tierras algodoneras buscando las huellas de Johnson, Leadbelly, Son House, Charlie Patton, Muddy Waters o John Lee Hooker. Añejas filmaciones se combinan con testimonios de supervivientes que explican, por ejemplo, que muchos blues hablaban de mujeres crueles para referirse, en clave, a los dueños y los capataces de las plantaciones. Aquel era un mundo primitivo: Johnny Shines recuerda que sus padres intentaban retenerle en el campo alegando que en las ciudades del Norte destripaban a los negros para averiguar de qué materia estaban hechos sus cuerpos.
Lejos del Misisipí, Harris y Scorsese encuentran a Othan Turner, que encarna una de las variedades ancestrales de la música de los esclavos: las agrupaciones de tambores y flauta de bambú. Suena a Continente Negro y hacia allí parten los buscadores. Es una ruta que Harris ha recorrido en varias ocasiones y no le cuesta entrevistar a Salif Keita, Toumani Diabaté, Habib Koité o Ali Farka Touré, con algunos de los cuales toca de forma improvisada.
En Malí, el argumento de los músicos locales es que el blues es tan africano como lo que ellos interpretan cotidianamente. Es más fácil afirmarlo que hallar la madre del cordero, es decir, esas hipotéticas formas autóctonas idénticas al blues: las sesiones conjuntas no prueban mucho más que un viajado artista de Malí puede unirse sin problemas a una versión de Catfish blues. África puede ser la madre, pero los padres del blues fueron el folk británico, los himnos protestantes y las canciones populares del siglo XIX.
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