¿Dónde está Paquita cuando se la necesita?
La serie de los Javis forma parte del club de esas obras clarividentes a las que recurrimos para explicar el presente
Desde que la semana pasada empezaron a conocerse los tuits antiguos de Karla Sofía Gascón, no he dejado de pensar en Paquita Salas. Y como yo, mucha gente. La serie de los Javis forma parte del club de esas obras clarividentes a las que recurrimos para explicar el presente, especialmente en todo lo relacionado con escándalos de opinión pública y redes sociales. Mientras ayer veía la entrevista que la actriz de Emilia Pérez dio a la CNN para tratar de explicarse, rezaba para que PS Management –o nuevo PS– se hiciera cargo del asunto. “¡Paquita, te necesito!”, podría haber exclamado Karla Sofía haciendo homenaje a la frase que tantas veces le dijeron al recién fallecido Ruphert.
Porque una de las grandes incógnitas alrededor de esta polémica es cómo el equipo de la película en Estados Unidos, ha permitido que todo esto ocurra. Cómo ha sido posible que, en una campaña de los Oscar, en las que se invierten millones de dólares, esto haya sucedido. Quién, cuando sabemos que un tuit pasado puede afectar a tu carrera, no creyó importante revisar –o si lo revisó, no lo hizo desaparecer– el contenido antiguo de las redes sociales de una actriz que desde que ha saltado a la arena pública se ha caracterizado por ser indómita. Que ya en 2018 Kevin Hart tuvo que renunciar a presentar los Oscar después de que rescataran sus tuits homófobos y Roseanne Barr fue despedida por la ABC por sus tuits racistas.
Esto mismo se preguntaron en Variety hace unos días y publicaron un reportaje para el que han consultado con varios profesionales de la comunicación especializados en campañas de los Oscar. Una de sus fuentes comenta que es probable que no revisaran su historial porque asumieran que formar parte de la comunidad LGBTQ+ la blindaba de según qué ideas. Acabáramos. Como si las personas LGBT+ estuviéramos libres de todo pecado. Como si haber sido discriminado te sensibilizara automáticamente con todas las causas. Lo explicó muy bien el domingo en este periódico Elvira Lindo.
En cualquier caso, quien se quede en sus detestables tuits estará mirando al dedo y no a la luna que nos ha llevado a convertir por defecto a las estrellas en portavoces, en activistas, en ejemplos morales. A subirlas a pedestales para después bajarlas a golpe de linchamiento, como acto de contrición comunitario. ¿Quién nos cuenta ahora todo esto? Haz el favor y resucita, Paquita.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.