El divorcio entre cine y literatura
El escritor Juan Marsé repasa en Alicante su experiencia cinematográfica y anuncia la publicación de una nueva novela
Han sido días de halagos, piropos y reconocimiento hacia la obra narrativa de Juan Marsé. Pero también estas tres jornadas de discusión, en el Aula de Cultura de la CAM de Alicante, con la participación, entre otros, de Manuel Vicent, Almudena Grandes y Carmen Posadas, han servido para revisar las complejas relaciones entre la literatura y el cine. A ésto, precisamente, se refirió ayer Juan Marsé en conferencia de prensa, cuando dijo que todas las adaptaciones cinematográficas que han realizado de sus novelas han resultado "fallidas".
A su juicio, el origen del problema son los guionistas que están "mal pagados, poco considerados y maltratados" por todos. Como prueba de ésto recordó que del presupuesto de una producción no llega ni a un 5% la parte que le corresponde al guionista, aunque dijo que ahora están un "poco mejor". "Si tenemos un guión con defectos, que no está bien resuelto y además falta talento: la película será un desastre", dijo el autor de El embrujo de Shanghai, una novela, por cierto, de cuya versión cinematográfica dijo: "No está mal del todo".
Crítico y receloso con las adaptaciones de sus obras al séptimo arte, Juan Marsé reconoció sin tapujos: "Vendo los derechos de autor porque me dan dinero, y siempre cabe la posibilidad remota de que haya un director de cine que al final acierte", ironizó. El escritor barcelonés restó importancia a la fidelidad de las versiones cinematográficas, porque, desde su punto de vista, es conveniente "traicionar" el texto, "lo importante es que salga una buena película al final". Al conversar sobre la cuestión, Juan Marsé desgranó distintas etapas en esta compleja relación entre el cine y la literatura. Durante años hizo guiones: "Me encuentro cómodo escribiendo novelas, y cuando son guiones por encargo, con una trama fijada y unos diálogos, me divierto, pero no tiene nada que ver una cosa con la otra".
El autor, que se alzó en 1978 con el Premio Planeta, por La muchacha de las bragas de oro anunció que publicará a principios de 2005 una nueva novela que debe su génesis al cine. La obra, que se llamará Canciones de amor en el Lolita's club bar musical, está ambientada en un club de alterne cercano a Barcelona. En esta ocasión, Juan Marsé contó su idea a Fernando Trueba, que le animó a escribir un guión de cine, y así lo hizo. Revisó el guión, que ahora está en manos de los productores, y empezó a elaborar su nueva novela sobre esa idea.
En su comparecencia ante los medios habló de su literatura, pero cuando se sintió más cómodo y relajado fue comentando otros temas de actualidad. Sobre la salud de la literatura española dijo que era "buena en cantidad y calidad", aunque reconoció que se publica demasiado. "En estos momentos estamos por delante de Francia o Italia en autores", sentenció. Marsé se mostró "pesimista y escéptico" sobre cómo los partidos políticos, sean del color que sean, tratan la cultura, un tema "que siempre les produce picores". Según Marsé el origen del problema es la televisión, que muestra "un desprecio olímpico" hacia la cultura. Si no cambia la televisión, no cambian las relaciones Estado-Iglesia y se aplica una pequeña revolución educativa para incentivar el gusto por la lectura "la próxima vez no votaré PSOE", advirtió este escritor para quien los directivos de las televisiones tienen más poder que la Ministra de Cultura para evitar que "ese cacharro deje de vomitar basura". Juan Marsé concedió un voto de confianza al nuevo gobierno de Zapatero con el que "algo" empieza a cambiar : "Cuando los Obispos protestan por todas partes eso es una buena señal", concluyó.
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