Viejos oficios supervivientes
El pueblo almeriense de Terque dedica un museo y unas jornadas a divulgar centenarias técnicas de trabajo artesanal
En Terque, un pequeño pueblo enclavado a orillas del Andarax, están empeñados en luchar contra el olvido de la historia más cotidiana. El municipio almeriense alberga un museo dedicado a recuperar el patrimonio antropológico y etnográfico de la zona y muchas de sus piezas (algunas del siglo XVII), han sido donadas por los propios vecinos, que quieren así perpetuar la memoria de formas de trabajo artesanales. Algunos de ellos protagonizaron el pasado fin de semana la II Jornada de Recuperación de Oficios Antiguos, en la que mostraron cómo construir un barril o moldear el esparto con técnicas que aprendieron hace siglos.
Antonio Márquez nació en Terque hace 71 años y hace 50 años que trabajó en la barrilería. "Las herramientas eran más rudimentarias. Ahora en 15 minutos se puede hacer un barril mediano", comenta. Entre 1830 y 1960, los barrileros fueron muy apreciados, dado que de ellos dependía el principal sistema de almacenaje de la uva de la provincia, entonces un preciado producto de exportación. Orgulloso de su saber, el antiguo barrilero explica que en esos recipientes se colocaban las uvas a capas, alternadas con serrín de corcho para que la fruta llegara a su lejano destino en perfecto estado, "pasaban hasta un mes embarcadas rumbo a América".
De la importancia de los barriles da cuenta el hecho de que se convirtieran en unidades de cuenta para establecer el precio de la uva en los mercados de exportación. La pequeña industria de barriles coadyuvó al despegue de la producción de uva de embarque, la primera muesca en el exitoso desarrollo de la agricultura de mercado en Almería que se consolidaría un siglo después. Pero la generalización de los platones (cajas) como recipientes acabó con la profesión de barrilero. Del oficio se conservan herramientas, técnicas y hasta una jerga propia.
"Queremos recuperarlos como una artesanía, como objetos de decoración", explica Alejandro Buendía, organizador del acto. A labores de artesanía se dedican también desde hace años los esparteros, otro de los oficios que se mostraron en Terque. Su práctica en la provincia de Almería se remonta al siglo XVIII, cuando todo tipo de objetos y enseres domésticos se elaboraban a partir de este material vegetal, reemplazado por el plástico o el vidrio en la segunda mitad del siglo pasado.
Antonio Martín, de Alboloduy (Almería), enseñó algunas de las técnicas que utiliza para trabajar el esparto, que recoge con sus propias manos, porque la planta es abundante en toda la zona. Aprendió el oficio hace pocos años de "un hombre mayor, ya fallecido", que le desveló como "colorearla con agua caliente y sal" y como armarse de paciencia para elaborar sogas, calzado, alfombras o cestos al estilo de los antiguos esparteros.
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