Hallada en Ronda una necrópolis ibero-romana
Una necrópolis ibero-romana del siglo IV antes de Cristo, con al menos 42 enterramientos, ha sido hallada en una zona próxima al yacimiento arqueológico de Acinipo, en la localidad malagueña de Ronda. La excavación está protegida por la Guardia Civil con el objetivo de evitar expolios, mientras que las piezas más destacadas han sido enviadas a Granada para ser restauradas, de forma que puedan exponerse en el Museo Municipal de Ronda, en donde próximamente se abrirán espacios dedicados a la época íbera y romana.
El director del Museo Municipal de Ronda, Bartolomé Nieto, encargado de dirigir la excavación junto al arqueólogo municipal José Manuel Castaño, destacó que a nivel histórico existen pocos ejemplos de necrópolis de esta época y tipología en Andalucía, y que los más numerosos están situados en Jaén y en el norte de Granada. Bartolomé Nieto señaló que esta excavación ha sido autorizada por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y está dotada de un presupuesto de 12.000 euros que hará que los trabajos se prolonguen durante dos semanas más.
Además, es una actuación de urgencia al situarse en un terreno privado y estar fuera del perímetro delimitado de la ciudad ibero- romana de Acinipo porque los enterramientos se hacían fuera de la ciudad. Respecto a las características y piezas encontradas en esta necrópolis ubicada en una pendiente con una ordenación urbanística en terrazas, el director del museo indicó que su periodo de uso abarcó del siglo IV a. C. al siglo I y que se trata de crematorios familiares.
Caja de madera
Nieto explicó que el difunto se quemaba vestido en una caja de madera y los restos se cribaban para separar los huesos limpios que se introducían en urnas funerarias de cerámica o piedra, que a su vez se enterraban en un perímetro cercano.
Las urnas funerarias encontradas son ánforas de cerámica o urnas de piedra cuya tapadera imita una pequeña casa con tejado a dos aguas, aunque no se han encontrado ajuares asociados, sino elementos que acompañan al muerto como broches para sujetar la toga o hebillas de cinturón.
Nieto subrayó que en el yacimiento sólo han hallado un enterramiento de inhumación, ya que el resto son de incineración de la época íbera.
Este enterramiento pertenecía a una mujer y contaba con un ajuar compuesto por una pinza de depilar, un espejo de bronce, un plato de cerámica común, un plato para pigmentos naturales de maquillaje y unas pequeñas lágrimas en pasta vítreas verdes y azulinas, que servían de amuleto para el mal de ojo.
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