La expansión de los genes vikingos
Los activos bancos de semen de Dinamarca exportan esperma a 40 países de todo el mundo
Si los niños de algunos lugares del mundo empiezan a ser más rubios y altos, si van extrañamente cómodos en bicicleta o hablan con facilidad tres idiomas, la explicación podría estar en Aarhus: los estudiantes de esta tranquila ciudad marítima danesa están poblando el mundo.
Cada día, docenas de estudiantes de esta ciudad y de Copenhague entran en Cryos International, el mayor banco de esperma del mundo y, después de superar una batería de pruebas sobre su salud y fertilidad, realizan una donación anónima de semen. Ese depósito, congelado, puede llegar a 40 países, con destinos tan dispares como España, Paraguay, Kenia, Hong Kong o EE UU.
Dinamarca, y Cryos en particular, comercializan sus bancos de esperma por todo el mundo tiñéndolos del tipo de mística escandinava que atrae a personas de ciertas partes del mundo. Su página de Internet presenta a los donantes con seudónimos, como Thor, Arve y Jens, un estudiante que alardea de pelo rubio, ojos azules y 1,85 de estatura. No sólo disfruta con el fútbol y el esquí, sino también con la salsa y el bádminton. Toca el piano y habla inglés y alemán. Y se especializa en química física. "Pensábamos que teníamos mercado", afirma Ole Schou, director general de Cryos International, en su discreta sede en Aarhus.
El mercado de esperma que más crece es el de mujeres solas y lesbianas
Los donantes suelen ser universitarios que venden su esperma para obtener dinero
En Dinamarca, los bancos de esperma se han convertido en un sector neurálgico por varias razones: tiene una elevada tasa de éxito en la obtención de embriones; su cultura, famosamente laica y sexualmente liberal, no da importancia a la donación de esperma, y sus leyes siguen protegiendo el anonimato del donante. Las leyes han originado precisamente escasez de donantes en algunos países y creado un mercado de turistas de fertilidad en Dinamarca. La mayoría de los donantes son hombres en edad universitaria que venden su esperma para sacar algo de dinero extra, en general unos 32 euros en Dinamarca, y hasta 400 euros en Estados Unidos.
Enfrentados a la posibilidad de que 18 años después les puedan aparecer a la puerta uno, o quizá 10 o 20 de sus hijos, la mayoría de los jóvenes optan por retirarse a causa de la nueva legislación, que no protege el anonimato en algunos países. El número de hijos que puede engendrar un donante depende de dónde viva y adónde se envíe su esperma. En Dinamarca, el límite es de 25, un número que supuestamente protege contra el incesto entre hermanos. Un cliente de Cryos cuyo esperma se ha enviado a varios países ha sido padre de 101 hijos, un hecho del que él ni siquiera es consciente, afirma Schou.
Un estudiante universitario de Aarhus de 24 años, donante regular de Cryos, afirmó que vendía el esperma por dinero, y que este "servicio" le proporcionaba placer. "Pienso que está bien", comentó. "El significado de la vida está en extender mis genes". Si alguna vez tiene que divulgar su nombre, o si la empresa deja de pagarle, dejará de donar inmediatamente, dice. "Por ahora, seguiré visitándola mientras pueda".
Desde que Cyros se creó en 1987, sus espermatozoides daneses han conseguido 10.000 embarazos en todo el mundo. Un estudio realizado en un hospital local de Dinamarca estableció que la tasa de embarazos del esperma de Cryos se encontraba entre el 12% y el 31%, un porcentaje superior a la media, explica Schou.
Una vez descongelado, se hacen varias selecciones a los espermatozoides donados, teniendo en cuenta su volumen y motilidad. Sólo el 8% o 10% de los posibles donantes son aceptados. Algunos hombres se hunden cuando descubren que no han pasado la prueba. "A veces decimos que su esperma es bueno, pero que es un mal congelador", explica Schou.
Los mercados de esperma que más están creciendo son los de lesbianas y mujeres solas, que constituyen hasta el 20% de la lista de clientes de Cryos, principalmente en el extranjero. Dinamarca, a pesar de su permisividad sexual, tiene una ley que prohíbe a las mujeres no casadas comprar esperma a un médico. Pero Schou se está expandiendo, trabajando con franquicias en países de África y Asia, donde los posibles clientes no necesariamente desean vikingos rubios y de ojos azules.
¿Y qué decir de todos los problemas éticos que rodean a los bancos de esperma, incluidos los estudios médicos y la elección de sexo? Los bancos de esperma pueden analizar si existe una mutación genética que indica la presencia de fibrosis cística, pero ¿deberían analizar si hay presencia de síndrome de Down? ¿Qué pasa si un donante desarrolla cáncer de colon a los 50 años? ¿Debería el banco de esperma decírselo a los hijos concebidos con este esperma? ¿Deberían los padres en potencia poder seleccionar el sexo, como hacen en Estados Unidos?
Las empresas ya hacen referencia al coeficiente intelectual de sus donantes, a sus historiales médicos, a su buena apariencia. ¿Eso es bueno o malo? "Hasta cierto punto, cuando uno escoge pareja de la manera ordinaria, busca unos rasgos genéticos favorables", declara Piers Benn, profesor de Ética Médica en el Imperial College de Londres. "Es cuestión de grado, pienso. Todo esto suscita muchas dudas éticas, pero a veces la ley y las reglamentaciones no son la mejor forma de solucionarlas", explica Benn. "Lo mejor es el consentimiento informado, asegurarse de que las personas reciben una información adecuada, pero sin trabas jurídicas".
© The New York Times.
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