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El Ayuntamiento impone cada día laborable una media de 14.000 multas de tráfico

Los estacionamientos prohibidos y hablar por el móvil, las infracciones más sancionadas

Cada jornada laboral son sancionados en diferentes grados 14.000 conductores de la capital por infringir las normas de circulación, según el director general de Movilidad, Javier Conde. Estos datos incluyen las denuncias de los agentes de tráfico, que desde que entraron en servicio el pasado 19 de julio, ya han sancionado a más de 22.500 conductores. Los estacionamientos en zonas prohibidas, con más de 3.000 sanciones sólo en septiembre, así como hablar por el teléfono mientras se circula, con casi 1.200 multas en el mismo mes, son las dos infracciones más sancionadas por estos agentes.

Muchos conductores madrileños parece que conducen ajenos a las normas de circulación. Los datos no pueden ser más elocuentes: cada día laborable, jornadas en las que se intensifica el tráfico en las calles de la capital, son sancionados 14.000 conductores por infringir, en diferente grado, el Código de Circulación. Los agentes que vigilan el respeto de las normas sobre el asfalto (la Policía Municipal, los agentes de tráfico, los del SER -Servicio de Estacionamiento Regulado- y los del SAFE -Servicio de Apoyo y Control del Estacionamiento-) se están empleando a fondo, y eso se nota: a tres meses de acabar el año, el Ayuntamiento de Madrid ya ha ingresado los 50 millones de euros que tenía previsto recaudar en 2004 en concepto de multas por infracciones de tráfico.

Otro dato que habla por sí solo: los agentes de tráfico (llamados de movilidad por el Ayuntamiento), que funcionan desde el pasado 19 de julio, ya han puesto más de 22.500 denuncias por infracciones de tráfico. Y eso que su número es limitado, son 148, así como la zona que vigilan también está restringida a los bulevares, la calle de Bailén y los paseos de la Castellana, Recoletos y Pintor Rosales.

Y dentro de estas limitaciones, tienen que obedecer directrices claras: controlar sobre todo la ocupación del carril-bus, el estacionamiento en doble fila y evitar la carga y descarga fuera de las zonas reservadas. Y a esta directriz se suma una última limitación: desde el corte al tráfico del barrio de las Letras, el pasado 22 de septiembre, los agentes de tráfico tienen la orden de ser "flexibles", dada por el mismo Ayuntamiento, a la hora de sancionar los estacionamientos prohibidos en la zona adyacente a las nuevas calles peatonales.

Aun así, estacionar en zonas prohibidas, ocupar el carril-bus o conducir mientras se habla por teléfono son hábitos comunes de los conductores madrileños, a juzgar por las denuncias presentadas por los agentes de tráfico: más de 8.000 sólo por estacionar mal desde el 19 de julio hasta el 24 de septiembre.

Malas costumbres

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La reacción del Ayuntamiento es clara: no puede hacer más para inculcar un mayor respeto por las normas a los conductores. El director general de Movilidad del Ayuntamiento, Javier Conde, considera que hace falta una "mayor concienciación por parte de los ciudadanos para mejorar el tráfico en la capital". La razón: "El volumen de denuncias en Madrid es muy elevado, y el 80% se debe a malas costumbres de los conductores, que tenemos que combatir", afirma Conde.

Sólo queda, pues, la opción sancionadora: Conde anuncia que, si esto sigue así, se va a incrementar el número de multas cuando se incorporen antes de final de año los 700 nuevos agentes de tráfico, que se sumarán a sus compañeros que regulan el tráfico en el centro. Les espera un duro trabajo. Desde julio, y hasta el 24 de septiembre sus compañeros en Centro, además de las 8.159 sanciones a conductores por estacionar en zonas prohibidas, multaron a otros 3.027 por hablar por el teléfono móvil. "Es de extrema gravedad conducir mientras se habla por teléfono. Los despistes pueden desembocar en atropellos y en situaciones fatales", recuerda el responsable de Movilidad.

La lista sigue: además, 112 personas han sido sancionadas por parar con sus vehículos en zonas indebidas; 1.000 por aparcar en doble fila, y 5.428 por estacionar en zona de carga y descarga. Otro ejemplo, que va más allá de la mera infracción y representa una falta de respeto mayor, son los 117 conductores que han recibido una sanción por aparcar en zonas especiales destinadas para minusválidos.

Esta falta de respeto por las normas de circulación llega a casos extremos cuando un coche obstruye un carril reservado exclusivamente al transporte público, ocasionando así atascos y más caos en las calles: desde julio, ya han sido multados 1.393 conductores por no respetar la zona de tránsito de los autobuses y estacionar sus vehículos en estos espacios. Además, los agentes de tráfico tuvieron que parar y multar a 205 conductores por circular por el carril-bus.

Y eso a pesar de que estas infracciones las pagan todos los madrileños. Desde el Ayuntamiento arrojan argumentos: cada hora pasan por el paseo de las Delicias 139 autobuses de la EMT, a una media de uno cada medio minuto. "139.000 viajeros de la EMT se sienten perjudicados al día por los coches mal aparcados", explica Conde, quien afirma que con el mal estacionamiento "también se perjudica a la convivencia de forma gratuita, no sólo se incumplen las ordenanzas".

También la inconsciencia tiene su precio, aunque sea preventivo: 180 personas han sido sancionadas por conducir sus motocicletas y ciclomotores sin casco en los último tres meses por los agentes de tráfico. Pero, al menos, un dato esperanzador: durante este periodo los agentes de tráfico no han tenido que sancionar a ningún motorista por llevar a otro pasajero en la parte trasera, el llamado paquete, sin estar autorizado.

Pero se siguen produciendo infracciones que llaman la atención, como por ejemplo los movimientos y giros prohibidos, con un total de 1.830 denuncias; saltarse el semáforo en fase roja con 1.189 sanciones; no hacer caso a las indicaciones de un agente (390 infracciones) o circular sin el cinturón de seguridad puesto (112). Todo esto "repercute negativamente en la movilidad en la ciudad", dice Conde, quien resalta que "detrás de las denuncias está la necesidad de la ciudad de cambiar la concepción de la circulación por el bien de todos".

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