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La Dehesa de la Villa, escenario de fiestas ilegales los fines de semana

Grupos de jóvenes organizan de madrugada conciertos 'rave' o punk en el parque

Más de un centenar de jóvenes veinteañeros se citó en la medianoche del viernes al sábado en el mirador del cerro de los Locos, en plena Dehesa de la Villa (Moncloa), cargados con botellas de alcohol, refrescos y vasos, hachís, un potente equipo de sonido, un generador para darle vida y gasolina para alimentarlo. Con todo eso montaron una fiesta de inspiración punk, con música a cargo de cinco grupos distintos, que a las 2.30 aún seguía.

Los vecinos de la zona, la Coordinadora Salvemos la Dehesa de la Villa y el grupo municipal de IU exigen al Ayuntamiento que ponga fin a estas fiestas ilegales en uno de los pulmones verdes de la capital. Los residentes aseguran que, desde la pasada primavera, están asistiendo a la celebración casi semanal de fiestas rave, en las que lo que suena es música electrónica y no es raro que circulen pastillas. El viernes pasado tocó fiesta punk -por primera vez, según contaron algunos de los asistentes-; pero a los vecinos les da igual el tipo de música que suene. Lo que no quieren es tener que recoger los desperdicios al día siguiente ni temer por que, en un descuido, la gasolina y el tabaco prendan y conviertan la dehesa en cenizas.

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"Estamos hartos de decírselo a la policía, y también lo hemos hecho saber en la Junta de Moncloa. Venimos el sábado por la mañana a pasear y tenemos que pasarnos un buen rato limpiando. No es justo. Al principio sólo eran grupos que hacían botellón en el parque, pero es que ahora se vienen con la discoteca puesta, meten coches y hasta traen botellas de gasolina para los generadores", cuenta Ángelo Vázquez Sarti, titiritero, de 62 años, y vecino del barrio desde que nació.

Los responsables de las concejalías de Seguridad y Medio Ambiente y de la Junta de Moncloa aseguran que nadie les ha avisado de este problema. "Desde luego, si están produciéndose estas fiestas ilegales, el Ayuntamiento tomará medidas. Pero los vecinos tienen que denunciarlo por escrito, llamar a la policía, porque de otra forma no tenemos manera de enterarnos. Y a día de hoy no hay ninguna denuncia formal sobre esto", subraya un portavoz municipal. La policía "no descarta" que grupos de jóvenes estén usando la dehesa para hacer botellón. "Pero de conciertos y fiestas rave no sabíamos nada", insiste este portavoz.Este fin de semana el rave en la Dehesa de la Villa ha dejado paso a una mezcla de punk, rock, ska y canción protesta de nuevo cuño. Más tranquila, sin las "luces como de rayos láser" que aseguraban haber visto los vecinos en anteriores conciertos improvisados, sin pastillas de éxtasis y sin coches todoterreno como el que, según denunció un residente en una carta a IU, se "empotró" contra una casa de la calle de los Pirineos en una noche de juerga. Pero con parecido mecanismo: la fiesta se convoca por Internet, o por el boca a boca, y el escenario elegido es el promontorio del Cerro de los Locos, desde el que se ve toda la ciudad.

"Es la primera vez que venimos, nos hemos enterado en el instituto. Los grupos que tocan molan mazo, y el sitio es guay, ¿no? Alejado de lo urbano. Además, aquí no molestamos", cuenta, elevando la voz casi a gritos para imponerse a la música, una chica vestida de negro de la cabeza a los pies y con un vaso de calimocho (vino y Coca-Cola) en una mano.

Cinco son los grupos convocados para animar el encuentro en la noche del viernes, entre ellos Lágrimas y rabia, Caminata estúpida y Little Punk. Voz, guitarras y batería. El público los escucha sentado en grupitos en torno a las botellas, siguiendo el ritmo con la cabeza y compartiendo porros, o de pie, dando botes y gritando los estribillos. Algunas canciones son originales; otras, versiones de grupos como Piperrak o Bad Religion. En los textos, mensajes como "soy una lacra social, un elemento a exterminar, nada lo hago bien, puta policía", "todo es una mierda, España es una mentira" o "gasolina y fuego para Gallardón".

En una esquina del mirador, un chiringuito improvisado ofrece calimocho a dos euros. "Es la primera vez que se monta un concierto punk aquí, normalmente lo que hay son fiestas rave. Pero éste lo han montado para recaudar fondos para uno de los grupos, Little Punk. Gallardón les va a poner una multa de entre 600.000 pesetas y cinco millones por ensayar en un garaje sin permiso", asegura otro joven.

A mitad de concierto, el generador que da electricidad a los equipos de sonido y a las luces de tres colores que arropan a los músicos se apaga. Un chaval grita: "¡Se acabó la gasolina!". Y otro abre una mochila que ha apoyado a apenas tres metros de los árboles y saca una botella. "Aquí está, rellénalo, anda". El lugar, un promontorio de arena rodeado de pinos, está sembrado de cigarrillos apagados. El generador vuelve a arrancar y la fiesta continúa. Nadie parece temer que un descuido con la gasolina pueda provocar un desastre.

El mirador del Cerro de los Locos está suficientemente alejado de las casas como para que el eco de la música se pierda antes de llegar a los vecinos. Pero ellos se encuentran los restos de la fiesta a la mañana siguiente. Varias veces, en ocasiones anteriores, se han hecho fotos recogiendo la basura para atestiguar su denuncia. Ángelo Vázquez, residente de la zona, comprobó ayer por la mañana el estado en el que quedó el improvisado escenario y sus alrededores: "Hacia las 8.45 sólo había un par de botellas y muchas colillas", cuenta. "Se ve que lo recogieron todo antes de irse". Pero no suele ser así, afirma este vecino: "Normalmente nos toca recoger botellas, bolsas y mucha mierda".

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