Un final de película

Un final delicioso, por incierto, inédito e histórico, marcó la jornada motociclista de ayer en Qatar, escenario por vez primera de una prueba del Campeonato del Mundo, la 13ª del curso. Por un momento pareció que ni el mejor sprint ciclista podría competir con el mano a mano que libraron en los 125cc Jorge Lorenzo (Derbi) y Andrea Dovizioso (Honda) en la meta del circuito de Losail, en mitad del desierto, a 30 kilómetros de la abrasadora Doha (41 grados), envuelto en la arena (el trazado está manchado por el polvo) y provisto de hierba artificial, con menos de 5.000 espectadores en las tribunas, sin posibilidad de tomarse una cerveza ni de brindar con champaña en el podio porque el alcohol está prohibido, falto del glamour de las mujeres que protegen con paraguas a los pilotos antes de la salida.

Acorde con un escenario tan novedoso, un trazado ideado por ingenieros catalanes y una prueba organizada por valencianos, y con un desenlace tan trepidante y ajustado que ni la foto finish fue capaz de resolverlo, el balear Lorenzo fue declarado vencedor por haber dado la vuelta más rápida: 2m 9,644s, a 149,393 km/h, en la octava de las 18. Una justa recompensa, al fin y al cabo, para el piloto revelación, el más fiero y el que también puso más empeño en el triunfo porque suya era la pole-position y a él le correspondió el mando durante buena parte de la prueba.

Aunque perdió un par de posiciones en la arrancada, Lorenzo se puso a tirar desde la cuarta vuelta hasta conseguir que sólo Álvaro Bautista (Aprilia) y Dovizioso le discutieran la tercera victoria de la temporada y la cuarta en su currículo. Bautista parecía el más guerrero y el más dispuesto hasta que empezó a notar que el motor de su moto se le paraba y acabó por salirse del trazado después de encarar de mala manera la entrada a una curva. Un error que le obligó a replantearse la carrera: le valía con quedar tercero y subir por segunda vez este año al podio y tercero acabó.

A primera vista, parecía que Dovizioso tampoco tenía ganas de discutir. Iba muy cómodo, feliz de ver cómo Bautista y Lorenzo se peleaban por delante de él y dichoso por los problemas de Robert Locatelli (Aprilia), último en la primera vuelta, y Héctor Barberá, descolgado tanto en la carrera (14º en la salida y 12º en la llegada) como en la clasificación general (su desventaja con el italiano es ya de 61 puntos cuando quedan 75 en disputa), incapaz de poner su Aprilia a punto desde que llegó a Doha: "Yo soy agresivo y el trazado no se adapta a mi pilotaje". Ocurrió, sin embargo, que, cómodo como iba, a Dovizioso le dio por disputar la victoria en la última vuelta. Tras mantenerse pegado a Lorenzo, intentó superarle en la recta de meta a partir de la aspiración de la Derbi.

Tan apretados llegaron que no hubo forma de resolver quién había sido el primero porque el cronómetro señalaba que entre el uno y el otro no había una milésima de segundo de diferencia. Tampoco la foto finish dilucidó el empate técnico. No quedó otra alternativa que remitir la comparación a otros parámetros y el español salía ganador prácticamente en la mayoría: había sido el más rápido en los entrenamientos, marcó la vuelta más rápida, fue el piloto que lideró la prueba en más giros... Nadie puso reparos al triunfo de Lorenzo y menos Dovizioso, que ya se sentía campeón. "Me he enterado de mi victoria cuando me lo han dicho los mecánicos", admitió, feliz, el mallorquín; "después de lo de hoy, voy a por el subcampeonato mundial".