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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Jueces de paz: ¿los olvidados?

El Gobierno acaba de aprobar un anteproyecto de reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial con el objetivo de modificar las condiciones de elección de los magistrados del Tribunal Supremo y de los Tribunales Superiores de Justicia. Dice el Gobierno que, incrementando la mayoría necesaria para ello entre los miembros del Consejo General del Poder Judicial, se asegura "un mayor pluralismo y un mayor consenso", y así "se elegirán a los mejores que es de lo que se trata". Palabras textuales de la vicepresidenta del Gobierno.

Me parece muy bien, que a los actos discrecionales se le pongan algunas limitaciones a falta de un razonamiento jurídico, y se elijan a los más capaces y no a los que cuenten con más apoyos políticos. Que prevalezca el criterio de idoneidad y méritos que predica nuestra Constitución. Sin embargo, pierde una gran ocasión el Gobierno para modificar la forma de elección de los Jueces de Paz, "primer eslabón de la estructura judicial del Estado" y, que no olvidemos, son los más numerosos y los que están más cerca del pueblo llano. Estos jueces, que no son profesionales, son elegidos por el Pleno de los Ayuntamientos donde no existe Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción. Salvo honrosas excepciones, su nombramiento recae, no en el más capacitado de los candidatos que se presentan, sino el que la mayoría gobernante decide, sin que se produzca debate alguno sobre los meritos aportados por los aspirantes. Puedo dar fe del caso de un municipio al que se presentaron siete candidatos a la plaza de juez convocada en el BOP, de los que seis eran licenciados en derecho, algunos con más de 25 años de ejercicio profesional, y la mayoría gobernante eligió al único que no presentaba titulación académica alguna. No hubo debate alguno sobre los méritos aportados por cada aspirante. Así, ocurre que el primer eslabón de la estructura judicial del Estado, se convierte en un órgano, de hecho, dependiente de grupo municipal gobernante, o lo que es lo mismo, en un cargo politizado en lugar de ser independiente, como asegura la Ley, con todas las secuelas que ello conlleva. ¿No se podría aprovechar la ocasión para modificar la elección y revitalizar así la figura del juez de Paz que, además, son los más numerosos de la pirámide judicial?

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