Crónica de un verano

Montxo Armendáriz viajó, en agosto de 2003, tras los pasos de esa curiosa experiencia sociocultural extremeña que son los Escenarios móviles, una iniciativa de la junta para llevar espectáculos en vivo a pueblos de la comunidad de menos de 2.000 habitantes que, por su dispersión o su escasa población, carecen de ellos. Lo hizo siguiendo puntualmente las actuaciones de un (espléndido) Luis Pastor de regreso a sus orígenes campesinos; y de otros músicos, desde folclóricos hasta flamencos o incluso punkis. Y si por las noches se dedicó a seguir las actuaciones de pueblo en pueblo -en este sentido, Escenario móvil es ante todo una road movie con música, mucha y variada música-, durante el día se las ingenió para entrevistar a gentes de lo más variado: amas de casa, parados, jóvenes sin especiales perspectivas, ancianos. Y, sobre todo, veraneantes que regresan a su tierra por unos días.

El resultado es una película ciertamente inusual. Es difícil no relacionar Extremadura y el documento fílmico con Luis Buñuel y Las Hurdes. Pero lo cierto es que Armendáriz no tomó el camino de la provocación, la descarnada denuncia o la construcción de situaciones para llegar a algunas consecuencias preestablecidas, sino que, mucho más modesto, se limitó a pulsar un estado de ánimo, al tiempo que dejaba nota de un discurrir, de un moverse por un territorio constantemente amenazado por los incendios, algo así como un inquietante personaje constantemente en off... hasta que se materializa.

De ahí que su película tenga, al mismo tiempo, el aire de una crónica de carretera y de un elaborado testimonio artístico. Y también el retrato casi inquietante (no estamos, en esto, muy lejos de Buñuel) de algunos lugareños que parecen literalmente marcianos, y que en algunos momentos (como en la impagable entrevista con la anciana que hace churros) alcanzan altísimas cotas de impensada, inocente hilaridad.

Problemas

Y por ahí asoman, y es éste un valor añadido del filme, un rosario de problemas no resueltos que se repiten en todas las entrevistas: la falta de trabajo para las mujeres, las duras condiciones de vida que llevaron a tantos a una emigración no deseada, el PER, la desunión entre los socios de algunas cooperativas rurales, la falta de perspectivas culturales, pero sobre todo de trabajo, con que tienen que enfrentarse unos jóvenes que tienen acceso a Internet y a la música más vanguardista, pero que siguen viviendo en el seno de la ancestral cultura rural extremeña. Cuidadosa con sus imágenes, un tanto reiterativa en su estructura de entrevistas / actuaciones / carretera y vuelta a empezar, pero decididamente simpática y provechosa, Escenario móvil confirma el talento de Armendáriz para el retrato humano, la calidez de su mirada, su gran humanidad.