Isabel Coixet reafirma su admiración por los actores en su debut teatral
La cineasta dirige '84 Charing Cross Road', que se estrena en Girona
Isabel Coixet vive un momento dulce. El lunes pasado recibió el Premio Nacional de Cultura de la Generalitat, en la categoría de cine, por Mi vida sin mí; el próximo viernes estrena en Girona 84 Charing Cross Road, montaje con el que debuta como directora teatral -tarea que, asegura, refuerza su admiración por el trabajo de los actores- y el 2 de noviembre empieza a rodar en Irlanda su quinta película: La vida secreta de las palabras, con Tim Robbins y Sarah Polley, de nuevo con producción de Pedro Almodóvar.
Está feliz. Las emociones se le amontonan estos días. Tras recoger el lunes de manos del presidente Pasqual Maragall el máximo galardón cultural que entrega el Gobierno catalán, Isabel Coixet
(Barcelona, 1962) voló ayer a Madrid para ultimar con El Deseo, la productora de los hermanos Almodóvar -que ya participó en Mi vida sin mí-, detalles de La vida secreta de las palabras (le gusta la palabra vida a esta vital cineasta), y mañana tiene ensayo general de 84 Charing Cross Road, su primer trabajo como directora teatral, con Carme Elías y Josep Minguell en el elenco. El montaje se estrena este viernes en el Festival Temporada Alta de Girona, el próximo 5 de octubre se presentará en el Romea de Barcelona y, a partir de principios del año próximo, en su versión en castellano, viajará a Málaga y a Madrid.
A Coixet le habían ofrecido muchas veces dirigir teatro pero nunca se había decidido a hacerlo porque, explica, no sentía suyas las historias que le proponían. Sin embargo, hace cuatro o cinco años el director de fotografía y realizador José Luis López Linares -"que es muy amigo mío", precisa- le regaló el libro 84 Charing Cross Road, de la estadounidense Helene Hanff, basado en la propia vida de la escritora, donde explica su relación epistolar -también romántica y de amistad- de más de 20 años con un librero de Londres, Frank Doel. Le entusiasmó su lectura y se propuso ir más allá. Así que, primero, vio la película basada en el libro -que en España se estrenó en 1988 con el título de La carta final-, dirigida por David Jones y protagonizada por Anne Bancroft y Anthony Hopkins, que no conocía, y luego la casualidad hizo que en un viaje a París se encontrara en la cartelera con un montaje teatral de la obra, dirigida y protagonizada por Serge Hazanavicius y con Léa Drucker como Hanff, y no quiso perdérsela.
"Cada vez que volvía a la obra me sentía más y más identificada con la autora. Me encanta su sentido del humor y que tenga esa manera tan divertida de reírse de sí misma. También comparto su amor por los libros y me gusta el modo de comunicarse de los dos protagonistas, a través de la literatura... Para mí, la obra tiene un poder de evocación brutal". Pero en su decisión de llevar al teatro la pieza pesó además otra cosa. "Hacía mucho tiempo que quería trabajar con Carme Elías, que es mi mejor amiga, e intuía que ella sería una perfecta Helene Hanff", cuenta. Y dice ahora que no se equivocó en absoluto. "La gente sitúa a Carme Elías como actriz dramática, pero lo cierto es que tiene una vis cómica extraordinaria", asegura Coixet, para quien Josep Minguell también "ha nacido para el personaje de Frank Doel". "Es un loco de los libros", añade. La directora insiste en que los actores, en general, pero los que trabajan en teatro sobre todo, "tienen mucho mérito". "En cine se editan las escenas para seleccionar la mejor, pero en teatro no les queda otro remedio que actuar sin ninguna red", elogia.
El montaje de Coixet está hecho entre amigos. Ella misma lo produce junto a Carme Elías y el también actor Sergi Calleja. La iluminación -importantísima en la puesta en escena porque marca la distancia de 5.000 kilómetros entre los dos personajes- corre a cargo de López Linares, y la escenografía la firma Jon Berraondo.
Y Tim Robbins dijo "sí"
Un año y medio después del estreno de Mi vida sin mí, este filme tan especial no para de darle satisfacciones a Isabel Coixet. La última: que el también director de cine y actor estadounidense Tim Robbins haya aceptado protagonizar su próxima película, La vida secreta de las palabras,
que la cineasta catalana empezará a rodar en Belfast (Irlanda) el próximo 2 de noviembre. "Al parecer, le gustó el guión [que firma la propia Coixet]
pero se decidió a dar el sí cuando vio Mi vida sin mí",
explica la directora, que define a Robbins como "un gigante amable y muy simpático".
La vida secreta de las palabras
sitúa su acción en una gris y agobiante plataforma petrolífera, un escenario cinematográfico que la directora ansía desde hace mucho tiempo. "Una vez rodé en una de esas moles un reportaje publicitario para Repsol y me fascinó su atmósfera hasta el punto de que me inspiró una historia", cuenta.
La historia de la que habla, es decir, la trama de
La vida secreta de las palabras, gira en torno a la experiencia de una misteriosa muchacha, a la que encarna la actriz canadiense Sarah Polley -que ya protagonizó Mi vida sin mí,
y que desde el rodaje de la cinta se ha hecho íntima amiga de Coixet-, que es la única mujer que trabaja, rodeada de hombres, en la plataforma petrolífera de la ficción. En el reparto del largometraje, cuyos interiores se rodarán en Madrid, figura también Javier Cámara.
Con
La vida secreta de las palabras
Coixet vuelve a esos decorados naturales desolados o melancólicos que tanto le gustan y que asegura que le ofrecen el estado de ánimo que necesita para ponerse detrás de la cámara. Fueron los casos de la ciudad estadounidense de Portland, donde filmó Cosas que nunca te dije,
de los paisajes gallegos, telón de fondo de
A los que aman,
o el gélido y lluvioso Vancouver (Canadá), donde se desarrolló
Mi vida sin mí
. "Parece que necesito estar lejos de mi ambiente normal y en lugares muy diferentes de mi entorno para contar las cosas como las siento", dice.
Babelia
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