Presiones para eludir el estudio de impacto ambiental
El fiscal señala en su escrito que hubo "presiones" de Carlos Manuel Escartín y Tomás Sancho hacia la entonces directora de Evaluación e Impacto Ambiental, María Dolores Carrillo, para que ésta diese luz verde a la obra sin que el estudio de impacto se ajustase a la legalidad.
Según el fiscal, la propia directora ha confesado que mantuvo con Escartín y Sánchez "numerosas reuniones" en la que fue "presionada" para que aprobase "rápidamente y sin restricciones el proyecto" de recrecimiento. Añade que Carrillo les pidió un escrito que justificara "la sorprendente decisión que habría que tomar". Sancho aportó "un remedo de informe, sin firma alguna y sin sello de entrada o salida" del registro en el que aludía a la "acuciante necesidad" de aumentar la capacidad del embalse.
Según el fiscal, no era verdad que se necesitase más agua en la zona puesto que "se habían construido anteriormente tres miniembalses". Sancho negó en su día cualquier presión sobre Carrillo y se remitió a lo que ésta declaró ante el juzgado: que en ningún momento se sintió presionada por nadie.
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