Obras y más obras
Madrid es hoy por hoy una gran obra. Quisiera saber por qué mi -hace algún tiempo- adorable ciudad se ha convertido en un lugar inhabitable, en un gran montón de escombros, zanjas, vallas y ruidos, muchos ruidos.
No creo ser el único madrileño que se sienta atacado de los nervios por el incesante taladro que martillea nuestras cabezas. No hay escapatoria para los habitantes de esta ciudad que no posean un equipo completo de doble ventana y tapones para los oídos, o que no residan en un chalé bucólico en las afueras de Madrid. Quisiera clamar al cielo o, en su defecto, al Ayuntamiento de Madrid un poquito de paz, por favor.
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