Precios y salarios
La información por excelencia de carácter macroeconómico sobre la economía española de esta semana ha sido la aprobación el viernes por parte del Gobierno de los Presupuestos Generales del Estado para 2005. Fuera de esto, las noticias han sido parcas, y si no fuera por las procedentes de fuera -la más importante, sin duda, la nueva y tercera subida en pocos meses de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal-, los medios de comunicación se las hubieran deseado para llenar sus páginas. Pero ha habido un dato importante: la publicación por el INE de los resultados de la Encuesta Trimestral de Coste Laboral (ETCL).
Esta encuesta trata de cuantificar los costes laborales en que incurren los empleadores por la utilización del factor trabajo, que son numerosos y se dividen en dos grandes grupos: los costes salariales brutos y los otros costes, entre ellos, las cotizaciones sociales a cargo de los empleadores y las prestaciones sociales directamente pagadas por las empresas (como las indemnizaciones por despido o por finalización del contrato). La complejidad y la elevada casuística que caracterizan al mercado laboral hace que esta encuesta sea también compleja e importante en recursos utilizados, lo que explica que se publique con notable retraso, de tal manera que, por ejemplo, la primera estimación de la Contabilidad Nacional Trimestral (CNTR) sobre las remuneraciones salariales -y, por tanto, sobre el reparto funcional de la renta- se realiza sin conocer estos datos.
Los aumentos salariales se acercan a los de la UEM, lo que frena la pérdida de competitividad
No sé si por ello o seguramente también por otros factores e informaciones complementarias que utiliza la contabilidad nacional, en el segundo trimestre de este año se observa una cierta incoherencia entre estas dos estadísticas. La ETCL registra una desaceleración en el ritmo de crecimiento de los costes laborales, que pasa del 3,5% en el primer trimestre al 3,2% en el segundo, mientras que la CNTR -para los sectores privados no agrarios, que sería el agregado más comparable con la ETCL- da una aceleración desde el 3,3% al 3,5%. Creo recordar que algo parecido ya ocurrió en el primer trimestre, y posteriormente la contabilidad nacional ha corregido sus primeras estimaciones. Entiéndase esto no en detrimento de la labor del INE, sino como un ejemplo de que los primeros datos de una estadística de síntesis, como es la contabilidad nacional trimestral, que se nutre de muchas fuentes y que tiene que estimar muchas variables sin conocer los datos completos del trimestre, deben tomarse con cautela antes de sacar conclusiones contundentes y apresuradas.
Problemas estadísticos aparte, lo importante es que las dos fuentes recogen una tendencia de moderación de los salarios y otros costes laborales (véase gráfico izquierdo), que es especialmente acusada en el sector industrial (véase gráfico derecho), lo que, junto a los ajustes a la baja del empleo, es indicativo de los problemas coyunturales, y sobre todo estructurales, por los que atraviesa este sector. También es importante destacar positivamente la aproximación de los aumentos salariales a los que se registran en la UEM, ya que esto frena el proceso de pérdida de competitividad. El problema es que esta moderación de los salarios coincide con un aumento de la inflación, lo que merma la capacidad adquisitiva de las familias. Otro factor que hace pensar en una moderación del consumo en los próximos trimestres. Pero, cuidado, no intentemos compensar esto con mayores aumentos salariales. Las consecuencias serían peores.
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).
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