Reacciones atípicas
La Reserva Federal ha realizado esta semana la tercera subida de tipos de interés en lo que va de año. El banco central estadounidense tiene la potestad de modificar el tipo de los llamados Fed Funds (que es el nivel de referencia al que se prestan entre sí los bancos norteamericanos a plazo de un día en su mercado nacional) cuya importancia radica en que sobre ellos se asienta toda la estructura de tipos de interés para los diferentes plazos, hasta llegar a los treinta años.
En los días que han seguido a la decisión de la Reserva Federal, los fondos de inversión de renta fija a largo plazo han mejorado su rentabilidad, en términos generales, al producirse un impulso en la revalorización de los bonos y obligaciones.
Todo esto ocurre después de varios años de mantenimiento, por parte de la autoridad monetaria, de una política de tipos de interés extremadamente laxa, hasta el extremo de que, a pesar de las subidas que colocan los Fed Funds en el 1,75%, éste sigue siendo un nivel que no se había visto desde 1960.
Sin embargo, la revalorización que esta vez se ha producido en las carteras de los fondos de renta fija no es ni mucho menos automática. De hecho, es más común que se produzca el fenómeno contrario. Pero el año 2004, que está siendo poco común en tantas cosas, también se está distinguiendo por el hecho de que los mercados de valores estén reaccionando de manera un poco atípica ante determinados estímulos y acontecimientos: a pesar de la subida del precio del petróleo, algunas bolsas (entre ellas, la española) aún mantienen ganancias.
Entre los fondos de renta fija más favorecidos por el buen comportamiento del precio de los bonos y obligaciones están los que invierten en deuda denominada en euros y emitida por empresas con buena calidad crediticia, que acumulan en lo que va de año una rentabilidad media de 4,06%. O también los fondos que compran deuda, en euros, de empresas de calidad no tan buena (bonos de elevado rendimiento) que han acumulado una rentabilidad anual media de 6,44%.
Todo ello es debido a, que durante los últimos tres años, las empresas han saneado sus balances reduciendo el nivel de endeudamiento. Al rebajar su deuda, mejora la capacidad de atender puntualmente el pago de los intereses y el principal de la que conservan. Tanto es así, que el tipo de interés que pagan ambos tipos de empresas por sus emisiones de bonos y obligaciones se ha estado reduciendo cada vez más, hasta situarse mas cerca que nunca de lo que paga el Tesoro norteamericano, al que el mercado atribuye la mejor de las garantías.
Juan Ignacio Crespo es director general de Finanduero
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