Escámez admite que Estevill pudo ser sobornado con dinero de Fecsa
El ex banquero declara que, si hubo pagos, fue a sus espaldas
El ex presidente del Banco Central Alfonso Escámez declaró ayer que el ex juez Luis Pascual Estevill pudo recibir dinero procedente de Fecsa en 1992 para costear el chantaje a cinco empresarios, aunque precisó que, si eso ocurrió, fue sin su conocimiento ni autorización. El supuesto pago se habría realizado a través del consejero delegado de la empresa, Luis Magaña, ya fallecido.
Según la tesis de la fiscalía, Magaña actuó a espaldas de Escámez, en defensa de los intereses de éste" y para evitar que pudiera ser encarcelado el 15 de diciembre de 1992, cuando el banquero declaró como testigo en el juzgado de Pascual Estevill. En sus conclusiones provisionales, el fiscal relata que Magaña retiró el 30 de noviembre de 1992 y el 7 de diciembre de ese años dos vales de caja de Fecsa de 65 y 50 millones de pesetas -390.600 y 300.500 euros-, respectivamente.
El destino de la primera de estas cantidades nunca se conoció. La segunda la entregó Magaña a un abogado para pagar el dinero exigido por Pascual Estevill para excarcelar al consejero delegado de Macosa Federico Albiñana y para que otros cuatro no ingresaran en prisión. Macosa tenía en aquella época una deuda de unos 60 millones de euros con el Banco Central y esta entidad era uno de los propietarios de Fecsa. Según el fiscal, Mañaga repuso todo el dinero "ilegalmente extraído", con "fondos cuya procedencia tampoco consta".
Escámez declaró ayer en varias ocasiones que Magaña no pagó ninguna cantidad y que él jamás lo hubiera autorizado, pero los abogados de la acusación le recordaron que en una de las ocasiones en las que compareció ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña durante la instrucción de la causa contra Pascual Estevill, reconoció que Magaña sí había pagado. Fue entonces cuando Escámez precisó: "No me negó [Magaña] que no hubiera pagado, pero en todo caso dijo que lo hizo por mi beneficio".
Cena con Macià Alavedra
En otro momento, Escámez reconoció que la víspera de declarar ante Pascual Estevill cenó en un hotel de Barcelona con el entonces número dos del Gobierno de Jordi Pujol, el consejero de Economía Macià Alavedra, así como con Magaña. También reconoció que acudió el entonces juez, aunque, según su relato, únicamente se saludaron y Pascual Estevill se marchó.
La declaración de Escámez resultó accidentada a causa de la sordera que padece, que obligó a colocarle unos auriculares que sirvieron de poco. Finalmente fue interrogado por escrito. Al final Escámez se disculpó ante el tribunal y el presidente, Guillem Vidal, le agradeció su presencia y le espetó: "Ya me gustaría estar como usted a los 89 años", la edad que está a punto de cumplir.
Durante la sesión de la mañana, el abogado Francesc Jufresa, que había defendido entre otros clientes a Javier de la Rosa, declaró que "todo el mundo debería pedir perdón por lo que estaba pasando" en el juzgado de Estevill en aquella época, incluida la fiscalía, "que siempre estuvo conforme con los autos de prisión". El abogado afirmó que el juez "generó terror" y precisó que explicó lo ocurrido a la entonces presidenta de la Audiencia Provincial, Margarita Robles.
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