Supervivencia

En el grupetto hay unanimidad: todos odiamos a Unipublic. Y vaya si es difícil que nosotros nos pongamos de acuerdo en algo, más que difícil una utopía, pero esta vez la organización lo ha conseguido. Varios se dirigen a mí como si yo pudiera hacer algo. Venga, tú que escribes en el periódico, mételes una buena puñalada, porque lo peor es que ellos encima estarán contentos. Y si yo debiera o debiese hacer algo (que creo que debo), lo mejor sería patalear. Así que manos a la obra y apártense a ver si les voy a dar.

Lo normal en una gran vuelta es que el recorrido esté compensado. Así hay oportunidad para todos: para los escaladores, para los sprinters, para las fugas... Esto por lógica es bueno para todos, organización incluida, pues el abanico de equipos que están en la lucha se amplía, y eso favorece el espectáculo. Pero Unipublic se ha empeñado en cuadrar el círculo, y seguirá dando martillazos hasta que alguien con capacidad de convicción le venga a explicar la perogrullada: que no... que un círculo es un círculo, y un cuadrado es un cuadrado.

Hablando en plata: que no por meter más montaña logras que tu vuelta sea la mejor del mundo mundial. El Tour siempre será el Tour, la Vuelta será la Vuelta, y el Giro el Giro, por mucho que una de ellas sea más dura que las otras dos. Bueno, y voy a lo que me interesa (y a la vez me tortura) ¿Alguien le ve el sentido a esta última semana tan dura? La organización sí, y el resultado les está dando la razón, pues la general mantiene aún toda la emoción. Pero yo y mis compañeros de grupetto no. Seguimos en carrera un poco por orgullo y otro por inercia. No hay oportunidades para muchos y es normal que tanto corredores hayan optado por abandonar. Otros sobrevivimos. Yo por ejemplo, guardo fuerzas para el Mundial de la próxima semana, aunque hablar de guardar fuerzas tras 200 kilómetros por la sierra de Gredos es pecar de optimismo.

Pedro Horrillo es corredor del Quick Step.