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Salvem El Cabanyal prepara su resistencia ante el plan de Barberá

Las asociaciones vecinales instan a la unión entre los afectados

La plataforma Salvem El Cabanyal inició ayer lo que será una serie de asambleas con los vecinos afectados por el plan de prolongación de la avenida de Blasco Ibáñez hasta el mar, que seccionará un entorno urbanístico especialmente protegido. El objetivo es trasladar a los vecinos, según el presidente de la plataforma, Faustino Villora, que "con el respaldo del TSJ al Ayuntamiento nada está decidido y hay que mantenerse unidos".

"El dolor de los vecinos no se puede convertir en sentimiento de derrota porque no se ajusta a la realidad", explicó ayer Faustino Villora. Según el presidente de la plataforma cívica Salvem El Cabanyal, "la situación era peor hace seis años o hace cuatro". "Nada está decidido", añade. "Aún podemos ganar el recurso. Estoy convencido de que el plan no se hará, pero es preciso mantener la unión". Villora intentó ayer trasladar a los vecinos, junto a la asociación de vecinos El Cabanyal y la otra asociación del barrio, Pavimar, que el respaldo del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) -aunque los detalles de la sentencia aún no se conocen- al proyecto del consistorio de Valencia "no es definitivo ni irreversible". José Luis Ramos, letrado de Salvem, y Villora entienden que aún queda mucho camino por recorrer. Consideran que el día que sea trasladado el fallo que ampara la legalidad de un proyecto que partirá en dos un barrio declarado Bien de Interés Cultural (BIC) "no podrán entrar las máquinas a derribar, para nada". De entrada, Salvem El Cabanyal se propone recurrir la sentencia del TSJ ante el Tribunal Supremo.

Pero Villora sí alertó ayer a los vecinos de un riesgo: "Que la empresa municipal que tiene que ejecutar el plan, Aumsa, vaya casa por casa a convencer a cada vecino". El presidente de Salvem recordó que las tres casas que fueron derribadas antes de que hace dos años se paralizaran de forma cautelar las obras iniciadas junto a la estación de El Cabanyal "no han servido de nada, son solares abandonados, no tienen ni valla, pero los vecinos cedieron a las presiones económicas que se les plantearon".

Para las asociaciones vecinales y la plataforma, el Ayuntamiento no podrá actuar como lo hizo en La Punta. "Las máquinas no pueden meterse aquí sin más. Tendría entonces que tramitarse un expediente de expropiación forzosa que también tiene larguísimo trámite de recursos. Si así fuera también pensamos llegar hasta el final".

La plataforma cívica considera además otros factores, como la falta de liquidez del Ayuntamiento o la debilidad del PP. "Las cosas pueden cambiar, estos no van a estar siempre", dijo Villora. Y agregó que la Copa del América en 2007 no servirá de elemento coercitivo que pueda sustentar un argumento de derribo de la zona. "La lucha va a continuar", dijo a los más de 500 vecinos que asistieron a la reunión en el centro El Carmen de la Malva-rosa.

Los afectados manifestaron su intención inequívoca de mantenerse firmes contra el plan. Expresaron su negativa a aceptar otras viviendas -de las que en su caso tendrían que pagar buena parte- o a caer en la compensación económica fácil. Pero también hubo quien llamó la atención sobre el abandono casi irreversible al que está sometido El Cabanyal, la imposibilidad de aunar todas las voluntades y las fracciones que se pueden producir porque hay situaciones particulares muy vulnerables.

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