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FÓRUM DE BARCELONA | Diálogos

Amnistía Internacional alerta de "la pérdida de rumbo moral" de los gobiernos por la obsesión de la seguridad

Mar Padilla

En el diálogo sobre derechos emergentes celebrado en el Fórum, un agridulce sabor, pesimista y levemente optimista a la vez, planeó respecto al futuro de la legislación internacional. Tres pesos pesados del Derecho Internacional y de los Derechos Humanos -Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional en España; Sylvia Steiner, juez de la Corte Penal Internacional, y Jean-Luc Blondel, asesor del presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja- alertaron de la "pérdida de rumbo moral" de los gobiernos, que cada vez recortan más derechos en su obsesión por la seguridad, e instaron a la sociedad a ser vigilante con sus gobernantes. Beltrán recordó la "victoria civil" que supuso la prohibición de las minas antipersona y la creación del Tribunal Penal Internacional (TPI), aprobado por el Tratado de Roma en 1998 tras un titánico esfuerzo de asociaciones civiles y organizaciones no gubernamentales.

Para Esteban Beltrán, lo que verdaderamente está globalizado es "la violación constante de los derechos humanos" efectuada por gobiernos que sacrifican estos derechos en aras de una ciega lucha contra el terrorismo que les puede llevar a actuar "sin principios". Esta obsesión, además, lleva "a una peligrosa perversión del lenguaje", dijo, y puso como ejemplo el hecho de que algunos gobiernos hablen de "torturas leves" o se debata si algún tipo de tortura es lícita. Sobre el paulatino proceso de reforma de las legislaciones nacionales para combatir el terrorismo, Beltrán expresó su "consternación" por un fallo aprobado el pasado 11 de agosto en Gran Bretaña que determina que una instancia judicial superior podía determinar como válidas pruebas contra supuestos acusados de pertenencia a una banda terrorista, aunque dichas pruebas se hubieran obtenido bajo tortura. "Es una aberración desde el punto de vista ético y jurídico, que sucede, además, en la cuna de la democracia europea". En esta tesitura, los ciudadanos deben velar por mantener lo ganado hace más de 50 años, con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y luchar por la letra pequeña de las nuevas legislaciones, ya que, como subrayó Xavier Vidal-Folch, director adjunto de EL PAÍS y moderador del diálogo, "el diablo habita en los detalles, en los mecanismos".

Sobre la delgada línea de optimismo que se abre en el derecho internacional con la puesta en marcha del Tribunal Penal Internacional, habló Sylvia Steiner, juez del TPI . Y es que si la globalización es la internacionalización del comercio y el terrorismo, también es la internacionalización de los derechos y la justicia. Para Steiner, el TPI es "el resultado de la evolución de los instrumentos internacionales y el paso final en la lucha contra la impunidad". En ese sentido, este hito en la historia del derecho lleva a Steiner a afirmar que su puesta en marcha supondrá reconocer "el carácter supranacional de los derechos humanos" y llevar a la práctica "la idea de tutela internacional". Sobre el carácter específico de esta categoría del derecho, Jean-Luc Blondel recordó que surge como el reglamento jurídico a cumplir en situación de guerra, pero los resultados actuales de su aplicación son magros: "La misma noción de derecho está en peligro, y ahora lo mínimo ya es lo máximo", advirtió Blondel.

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Sobre la firma

Mar Padilla
Periodista. Del barrio montañoso del Guinardó, de Barcelona. Estudios de Historia y Antropología. Muchos años trabajando en Médicos Sin Fronteras. Antes tuvo dos bandas de punk-rock y también fue dj. Autora del libro de no ficción 'Asalto al Banco Central’ (Libros del KO, 2023).

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