Lo cotidiano
Cuando lo aterrador se hace cotidiano y cuando lo salvaje se vuelve común, el hombre deja de ser hombre para ni siquiera volver a ser animal, simplemente para no ser.
Cuando morimos nos convertimos en polvo. Cuando una niña de ocho años muere de vuelta a casa después del colegio a manos del Ejército israelí y deja de sorprendernos, cuando la aterradora realidad se vuelve común un día tras otro y los hechos se deben a casualidades dejamos de ser hombres, dejamos de ser lo que creemos ser y volvemos a ser lo que realmente somos, polvo.
Sólo polvo, a la deriva, incapaces de gobernar nuestros propios actos. Estamos a riendas de la casualidad y no de la razón.
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