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Columna
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Insustituibles

Los empresarios valencianos con capacidad para reflexionar recordarán durante muchos años la vuelta de las vacaciones estivales de 2004. Inmersos en una de las peores crisis industriales de los últimos treinta años y cercados por una recesión internacional a la que no se le ve la salida, la realidad autóctona no se muestra halagüeña. La Autoridad Portuaria de Valencia ha asistido al relevo de Rafael del Moral por Rafael Aznar en su presidencia. ¿Cambio o continuidad? El puerto de Valencia acusa síntomas de cansancio y una tensión interna camuflada durante varios ejercicios. Están en peligro los únicos argumentos que se entienden en el transporte marítimo: ser los más rápidos, los más baratos y dar el mejor servicio. Ninguna de las tres condiciones se están dando y la competencia no parece dispuesta a perder sus oportunidades.

El puerto de Valencia, hipnotizado por el señuelo pasajero de la celebración de la Copa del América hasta 2007, puede estar desperdiciando perspectiva estratégica. Tiempo que se escapa y esfuerzo que no se aplica adecuadamente es ocasión baldía y de difícil recuperación. Los empresarios del sector, que han abandonado sus señas de identidad, tendrán algo que decir, con Vicente Boluda al frente.

En el mundo empresarial se produce de forma constante una pugna por el liderazgo. En el núcleo duro del tejido empresarial valenciano -la Confederación Empresarial Valenciana- habrá elecciones en breve y la resolución de su convocatoria tendrá repercusión en la patronal autonómica y en el frágil equilibrio actual de fuerzas.

En la última remodelación del gobierno de la Generalitat Valenciana se ha descompuesto la conselleria clásica de Industria y Comercio para dar a luz un departamento de nueva creación, configurado a la medida del ex rector de la Universidad Politécnica, Justo Nieto. La novísima Consejería de Empresa, Universidad y Ciencia tiene como objetivo prioritario estrechar los lazos entre dos mundos hasta ahora distantes, el universitario y el empresarial. El nuevo conseller tendrá que demostrar que, además de ser académicamente incombustible, también sabe qué es una empresa y entiende qué requiere el funcionamiento colegiado de todas ellas. Y esto en el peor escenario posible: con una crisis de los sectores tradicionales de la industria y con escasez de recursos presupuestarios. Los empresarios no pueden entender que, cuando lo necesitan, el dinero se vaya a Terra Mítica y otros proyectos que tienen escasos beneficios y dudosa repercusión en los sectores productivos. Incluidos los empresarios de la construcción, porque para comprar viviendas a los precios actuales, conviene que los restantes sectores ganen dinero.

En la respuesta adecuada a este reto, Justo Nieto cuenta con Pedro Coca para desempeñar el cargo de secretario autonómico de Empresa. Un profesional competente, conocedor del mundo empresarial, universitario y profesor de la Politécnica, son los rasgos que configuran un perfil de difícil repetición. Sólo hay un objetivo que es la potenciación de la empresa y una regla de oro insoslayable: los empresarios, con sus virtudes y defectos, son insustituibles. Como en los versos de Paul Valéry, "ahora nos queda mirar por fin la calma de los dioses".

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