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Reportaje:

Señoría, ¿era penalti?

Una juez de Valencia abre una causa por las decisiones de un árbitro

¿Un penalti mal pitado? A los tribunales. ¿Una falta que no era? Al juzgado. Esos hombres de negro que son blanco perfecto, y algunos de forma continua, de insultos, pitadas y otras evidencias de un público acalorado disconforme con alguna de sus decisiones, se las pueden empezar a ver con jueces y fiscales. Que sus tarjetas o expulsiones, sus minutos añadidos o sus suspensiones se discutan en el más noble salón de la federación de fútbol quedaría como una suave regañina comparado con el estrado de una oficina judicial. Entre quiebras, despidos, acosos laborales, regulaciones, separaciones o divorcios, morosos y otros líos se han colado las discutidas resoluciones de los árbitros. Es lo que se adivina después de que una juez valenciana, Matilde Sabater Alamar, haya admitido a trámite la demanda presentada por más de 300 socios y accionistas del Valencia CF contra la actuación arbitral en dos partidos que enfrentaron a su equipo con el Madrid y la Real Sociedad en la pasada Liga.

Entre despidos, quiebras o divorcios se han colado en los juzgados las decisiones arbitrales

La retahíla de quejas y reproches que pronunciaron el presidente del Valencia, Jaume Ortí, y el entonces entrenador, Rafa Benítez, se quedan en pataletas. Hubo otros que, cual cuestión de derecho inalienable, decidieron que los árbitros, como los médicos, los maestros o los periodistas, si hacen algo mal también tienen que pagarlo. Y dónde mejor que en un juzgado. Lo que parecía una locura forofa, novedosa, pero imposible de llegar a puerto, se ha convertido en la primera causa en España que se abre contra un árbitro por los daños morales que su actuación profesional, supuestamente negligente, haya podido causar.

El abogado Andrés Sanchís dijo sí a los más de 300 demandantes, entre socios y accionistas del Valencia dispuestos a encausar a los árbitros Pedro Tristante Oliva y Fernando Teixeira Vitienes, y a la Federación Española de Fútbol.

Sanchís articuló una demanda y la entregó en los juzgados, saturados por las miles de causas acumuladas, pendientes de cómo acoplarse a las novedades legislativas y de regulación interna, reclamantes de medios y recursos humanos y materiales. Y en ese escenario, su señoría también dijo sí. Tras examinar la documentación y su competencia sobre el asunto ha decidido dar un pase corto y entrar en el terreno para disputar un encuentro insólito cuya primera eliminatoria se verá en 20 días, los que tarde en oír a los afectados.

El pase a esta disputa supone para Sanchís "que más allá de los partidos en los que ocurrieron las decisiones objeto de demanda, los árbitros se sitúen en la esfera social como cualquier profesional"

A Tristante Oliva, murciano de 42 años, le persiguió el escándalo la pasada temporada de Liga. Su estreno en el Bernabéu desató la indignación de los jugadores y la afición del Valencia, al que el colegiado privó de la victoria al pitar un penalti de Marchena a Raúl en el minuto 90. "El árbitro estaba pálido cuando pito el penalti", afirmó el valencianista Albelda; "para mí, lo hizo con toda la intención del mundo".

Un mes y medio después, en marzo, en el partido Deportivo-Barcelona disputado en el estadio de Riazor, Tristante también se cubrió de gloria: expulsó a Motta por doble amonestación. El futbolista brasileño no daba crédito tras el encuentro: ninguna de las faltas fueron cometidas por él, sino por otros compañeros. La primera por Cocu; y la que le costó la expulsión por Oleguer. Tristante deberá hilar más fino a partir de ahora si no quiere pisar más los juzgados.

La pugna de Marchena con Raúl en el minuto 90 que el árbitro consideró penalti.
La pugna de Marchena con Raúl en el minuto 90 que el árbitro consideró penalti.REUTERS

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