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Crítica:Signos
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una historia de muertes por exorcismo

Penúltimo nombre de guerra, del escritor argentino Raúl Argemí, ha ganado el XIII Premio Internacional de Novela Luis Berenguer, que convoca el Ayuntamiento de San Fernando (Cádiz). Esta obra acaba de ser publicada por Algaida Editores. La novela tiene como protagonista a Manuel Carraspique, un periodista que ha sido víctima de un accidente de tráfico. Convalece en un hospital cercano a Neuquén, una ciudad argentina situada en el oeste del país. Tras el accidente, Manuel sólo recuerda su nombre y su profesión de periodista. "Yo también soy periodista. Me resisto a decir era: sería como darles la razón. Años remando hacia la gloria, ¿para qué? Para ser parte de una noticia perdida en algún pasquín de pueblo", señala el narrador.

PENÚLTIMO NOMBRE DE GUERRA

Raúl Argemí

Algaida Editores

190 páginas. 16 euros

Manuel comparte habitación con alguien a quien todos llaman Márquez, un alucinado que ha asesinado a varios indios mapuches para sacarles el demonio del cuerpo. Luego, aquel tipo enloquecido se ha prendido fuego junto a un árbol sagrado. A Manuel le puede su celo de periodista tras conversar con Márquez. "¿Era o no era un periodista? Ahí tenía una historia en exclusiva, al alcance de la mano, y no podía dejarla escapar. Lo que había hecho ese hombre, esa historia de muertes por exorcismo, me sacaría del destierro; y todos los papanatas sabrían que Manuel Carraspique seguía siendo el mejor... cuando se le daban las ganas", escribe el narrador. Las charlas, breves y confusas, con Márquez son el germen de nuevas historias y de nuevos hechos inquietantes hasta pergeñar una narración en la que brillan claves de la novela negra.

Argemí nació en La Plata en 1946. Actor, director y autor teatral en su juventud, fue detenido por la dictadura argentina en 1974. Estuvo 10 años encarcelado. Tras salir de prisión fue director de Claves, en Buenos Aires. En 1997, publicó su primera novela, El Gordo, el Francés y el Ratón Pérez. Con Los muertos siempre pierden los zapatos logró el XXI Premio Felipe Trigo de Novela. En 1999 cruzó el charco para instalarse en España. Tras residir algunos años en Alicante, vive en Barcelona.

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