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Tribuna:AUTOMOVILISMO | Gran Premio de Italia de fórmula 1
Tribuna
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¿Por qué los comisarios no ayudaron a Alonso?

De acuerdo a la normativa, un comisario de pista debe ayudar a sacar un coche parado de una zona de peligro siempre que sea posible. Fernando Alonso sufrió ayer un trompo y su Renault se fue deslizando hasta anclarse en una zona de gravilla en la que quedó atrapado. Estaba en una posición peligrosa, en la salida de una curva y todavía con una parte del morro dentro de la pista. Los comisarios acudieron de inmediato, pero se negaron en redondo a empujar un poco el coche del español pese a la petición de éste. Su decisión fue, cuando menos, cuestionable. Allí había un peligro que era necesario erradicar lo antes posible. Y no lo hicieron. Todos sabemos que si aquel coche hubiera sido un Ferrari el empujón habría estado asegurado. Otros comisarios lo habían hecho el curso pasado con Michael Schumacher en un gran premio, en Nürburgring, del que acabó sacando un punto que, al final, resultó muy importante. Pero esta vez la carrera era en Monza, en Italia, y lo prioritario eran los intereses de Ferrari.

Alonso fue víctima de una interpretación -a mi modo de ver- errónea de las normas. Fue una lástima porque había realizado una salida espectacular -tal como tiene por costumbre- y llegó a ser el líder de la carrera. En el momento en que cometió el error que le dejó sobre la gravilla, estaba compitiendo además por la tercera plaza del podio. Aunque mantenía opciones, no creo que hubiera conseguido nada más que ser tercero. En aquellos momentos, los dos Ferrari, el de Rubens Barrichello y el de Schumacher, controlaban ya la carrera y estaban marcando los mejores tiempos en cada vuelta.

La demostración de Ferrari volvió a ser increíble. Da lo mismo que acierten o se equivoquen en la elección de los neumáticos, que la pista esté mojada o seca, que les superen en las salidas o que tengan incluso algunos problemas. Al final, acaban siempre arriba, ganando la mayoría de las veces, o al menos en el podio. Ayer era el turno de Barrichello, que había elegido unas gomas mixtas en la salida que le permitieron marcar el ritmo de la carrera en las primeras vueltas. Schumacher, en cambio, equivocó la elección, puso neumáticos para seco cuando la pista todavía estaba bastante húmeda, y lo pagó: vio cómo era superado por muchos de sus rivales y, tras hacer un trompo, acabó relegado a la 15ª posición. Pero, a medida que la pista se iba secando y sus neumáticos Bridgestone se iban calentando, fue arañando posiciones, siempre con la convicción que le caracteriza. Ésas son las carreras que le gustan. Y, al final, el ya campeón por séptima vez acabó sólo por detrás de Barrichello, arañándole un segundo por vuelta y demostrando su capacidad incluso para superarle si hubiera querido.

Schumacher es intocable. Durante la mayor parte de la carrera fue el más rápido en la pista. Y sólo un acuerdo previo entre Barrichello y él -estoy convencido de que ahí no tuvo nada que ver la escudería- posibilitó la primera victoria de la temporada para el brasileño, que ahora tiene ya asegurado el subcampeonato. Otras veces Barrichello habría ayudado a Schumacher. En esta ocasión, el heptacampeón mundial le tendió la mano.

Joan Villadelprat fue director de las escuderías Benetton y Prost y jefe de mecánicos de Ferrari.

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