El juez y la policía dan por aclarada la ejecución de los atentados del 11-M
El ataque a los trenes fue decidido sólo unos meses antes, pero se ignora la autoría intelectual
El juez Juan del Olmo y la Comisaría General de Información creen que el núcleo esencial de la investigación sobre qué ocurrió entre el 11 de marzo, día en el que un comando terrorista asesinó a 191 personas en un ataque combinado contra cuatro trenes en Madrid, y el 3 de abril, cuando se suicidaron siete radicales islamistas en Leganés, está "prácticamente aclarado". Las pesquisas se dirigen ahora fundamentalmente hacia la autoría intelectual, las conexiones internacionales y otras tramas colaterales, como la de las armas en poder de los islamistas o la financiación de la cadena de atentados.
Aclarado no quiere decir cerrado. Las investigaciones prosiguen para tratar de acumular pruebas contra las personas actualmente en prisión por su supuesta participación material en los crímenes. Las fuerzas de seguridad, fundamentalmente el Cuerpo Nacional de Policía, han detenido o propiciado la captura de 67 personas, dos de ellas en Marruecos, una en Italia y una cuarta en Bulgaria.
La mayoría de ellos ha quedado en libertad, pero 19 permanecen en prisión (incluido un menor recluido en un centro de menores y otros dos internados en prisiones extranjeras). Contra algunos de ellos hay pruebas concluyentes (como la declaración de una viajera de un tren que avisó a uno de los supuestos terroristas, Basel Ghayoun, antes de que éste se bajara del tren, de que se había dejado la mochila), pero el trabajo ahora es reunir el máximo de pruebas para poder acreditar su participación tanto cuando el sumario se abra a las partes como en el posterior juicio oral.
"Por eso se puede decir que la parte central de la investigación, es decir, qué ocurrió entre los días previos a los atentados, el 11-M y de ahí al 3 de abril, está aclarada pero no cerrada", aseguran fuentes de la investigación. De hecho, a finales de la semana pasada fueron detenidas dos personas en Madrid, una de ellas en Carabanchel, que fueron puestas en libertad tras su interrogatorio.
Las pesquisas llevadas a cabo hasta ahora sitúan entre 12 y 13 terroristas en los trenes de la muerte, a los que habrían subido en la estación de Alcalá de Henares, cada uno con una bolsa con explosivos. La decisión de atacar los trenes habría sido adoptada, según las fuentes consultadas, a finales de 2003, pero los preparativos, el montaje de las bombas, se prolongó hasta el día antes de los atentados.
Los investigadores están centrados en aclarar la autoría intelectual de la matanza. La policía tiene abiertas varias vías en el exterior de España, explorando las conexiones en varios países de quienes se consideran autores materiales. Sí están convencidos de que Sarhane Ben Abdelmajid Fakhet, El Tunecino (uno de los siete suicidas de Leganés), era el ideólogo del grupo en España y la mano derecha de Rabei Osman El Sayed Ahmed, El Egipcio. Éste fue detenido en junio en Italia, después de que en varias conversaciones telefónicas interceptadas asumiera el 11-M como "un proyecto" suyo, a cuyos preparativos habría dedicado "dos años y medio".
Huellas y explosivos
Además, también se ha dado por concluido el trabajo de la Policía Científica en lo que se refiere al análisis en busca de huellas dactilares y perfiles genéticos en los inmuebles, vehículos y objetos usados por los terroristas del 11-M. Algunos de los rastros hallados aún son anónimos y habrá que cotejarlos con los de las personas que pudieran resultar implicadas durante el desarrollo futuro de las investigaciones. La policía española y el juez Del Olmo seguían ayer pendientes de que las autoridades de Argelia remitan a España un perfil genético de los familiares de Allekena Laamari, de quien se tiene prácticamente la convicción de que se trata del séptimo suicida de Leganés.
Igualmente, la Guardia Civil considera agotada la investigación sobre la trama que permitió al comando disponer de la Goma 2 ECO, a pesar de que no se ha podido precisar la cantidad exacta de explosivo sustraída de la mina Caolines de Merilles, según fuentes del instituto armado. Sin embargo, aunque muy avanzada, todavía no está claro cómo consiguieron las armas localizadas en Leganés (tres subfusiles y dos pistolas).
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