La continuidad tardía
A Juan Pedro Guzmán (61 años), las elecciones a la presidencia del Athletic le pillaron a contrapié. Habitual de las directivas rojiblancas (con Pedro Aurtenetxe, con Javier Uria y con Ignacio Ugartexte como presidentes), su candidatura tuvo un carácter tardío. La dimisión de Ignacio Urgartexte, sucesor del fallecido Uria, descolocó la posibilidad de una candidatura continuista, habitual en toda elección, sobre todo al amparo del éxito deportivo (el Athletic alcanzó la ansiada clasificación para la Copa de la UEFA) y económico, pues redujo un déficit que empezaba a encender las alarmas, además de zanjar el debate sobre la cantera con el éxito de Ernesto Valverde como entrenador y la producción de nuevos futbolitas como Iraola, Jonan García, Bordas o la confirmación de otros como Yeste, Del Horno y Gurpegui, llamados a soportar el peso del equipo en los próximos años.
Juan Pedro Guzmán pertenece a una familia de rancio abolengo en Vizcaya, ligada al mundo de Neguri, que sin embargo ha venido apostando por el fútbol base, desde el Galea, un equipo de Getxo relacionado exclusivamente con las categorías inferiores. Algunos le conocen como el mecenas, porque ha sido habitual avalista de las juntas directivas en las que ha participado. Su hermano Domingo, también directivo en la época de Aurtenetxe, fue secuestrado por ETA a la salida de una comida de Navidad con el cuerpo técnico del club y los medios de comunicación.
Su aparición en la escena electoral, sin embargo, fue tardía. A pesar de los éxitos cosechados por el mandato Uria-Aurtenetxe, la indecisión de la candidatura quebró el suelo electoral que le correspondía por herencia.
En su programa deportivo ha apostado por Andoni Goikoetxea, ex central del Athletic y el Atlético de Madrid, internacional, en detrimento de Andoni Zubizarreta, fichado por Uria para ejercer la dirección deportiva del club y que ha avalado los valores de la cantera y la apuesta por Ernesto Valverde, hoy entrenador indiscutido entre los candidatos.
Su programa se basa en la continuidad del proyecto diseñado por Javier Uria y desarrollado por Ignacio Ugartexte: apoyo a la cantera, contención del gasto, freno al incremento de las cuotas de los socios. Su mensaje se ha basado en la honestidad y el continuismo matizado. Sus aliados y contrincantes le definen como "un buen hombre", para bien y para mal, sin ideas emprendedoras.
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