Un contaminante muy soluble
El hundimiento del MV Ulla es sólo la última etapa de "cuatro años de riesgo medioambiental", según el técnico del Instituto Sindical de Trabajo Ambiente y Salud (ISTAS) de CC OO, Miquel Crespo. "Lo que más caracteriza al cromo VI es que es un cancerígeno; tiene efectos en el hígado y en humanos es un sensibilizante de la piel, que puede degenerar en un cáncer. Si en la zona donde se ha hundido es común el consumo de bivalvos, éstos pueden ser la entrada en la cadena trófica, ya que actúan como filtros del agua marina. También está asociado a mecanismos de alteración hormonal, lo que puede afectar a la capacidad reproductiva de las especies marinas y, por acumulación, de los humanos", indica este experto. Otros efectos cuando está en forma de polvo son irritaciones en los ojos, nariz y garganta.
Pese a estos efectos, el Convenio de Bolonia, que regula el transporte de sustancias peligrosas no incluye las cenizas con cromo VI. Este átomo sólo figura en la lista de peligros cuando forma parte de residuos de la industria de tratamiento del cuero.
El técnico afirma que "no tiene sentido" que, por decreto administrativo, todas las cenizas se consideren seguras. "Esa calificación debería basarse en análisis", indica.
Pero a Crespo lo que más le preocupa es lo que "ha podido pasar en estos cuatro años". "Si la carga fue rechazada en Argelia porque estaba húmeda, eso quiere decir que había fugas, así que es posible que el cromo VI, que es muy soluble, se haya repartido democráticamente por el Mediterráneo", comenta.
Este riesgo es aún mayor porque las cenizas iban en el barco "a granel", según una portavoz de Lafarge Asland. Esto quiere decir que no iban en sacos, contenedores o bidones, por lo que cualquier vía de agua pudo humedecer todo el contenido, y disolver el cromo VI. Precisamente esta humedad inutilizó el contenido, por lo que Dragados rechazó el pedido.
