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Reportaje:

Por qué salen las canas

El mecanismo de pigmentación del pelo se empieza a deteriorar entre los 30 y los 40 años

La canicie es uno de los síntomas más comunes de envejecimiento, como pueden serlo las arrugas en la piel, y es consecuencia de un complejo proceso biológico en el que participan genes, proteínas y enzimas. Como explica Francisco Camacho, catedrático de Dermatología en la Universidad de Sevilla, la canicie no es más que "un fallo en el mecanismo de la pigmentación. Esta capacidad de producción de la pigmentación se pierde con la edad o, a veces, de forma prematura". En consecuencia, el cabello sigue creciendo pero sin pigmento, sin color.

En las razas blanca y amarilla la canicie suele iniciarse entre los 30 y los 40 años, por lo que un hombre de 50 de cualquiera de estas dos razas acostumbra a tener la mitad del cabello canoso. En la raza negra, por el contrario, suele empezar a partir de los 45 años, lo que equivale a una media de 10 años más tarde. Este tipo de canicie se conoce como cronológica o de la senescencia. Comienza a manifestarse por las regiones temporales y se extiende hacia atrás. No obstante, "hay un reducido número de casos en los que las canas aparecen de forma prematura, antes de los 20 años. Las causas de esta canicie precoz suelen ser genéticas", explica Camacho, y en un porcentaje todavía menor puede estar asociada a enfermedades genéticas raras, pero son los menos casos. La poliosis es también canicie prematura, pero localizada. Se caracteriza por un mechón blanco. Es de herencia dominante y de carácter familiar.

Con la edad, los melanocitos primero pierden su función y luego desaparecen

Otro tipo de canicie prematura es, en realidad, la alopecia areata del tipo María Antonieta. Se denomina así porque esta reina amaneció el día de su ejecución con el pelo completamente canoso. Lo que ocurre en este caso es que las canas son las únicas que persisten después de un episodio agudo en el que se pierden los pelos terminales oscuros, con lo que parece que se ha producido una canicie súbita. Esta enfermedad es multifactorial y en ella participan diferentes causas genéticas y reacciones inmunológicas no del todo aclaradas, además del estrés y otros factores desencadenantes.

"Los melanocitos son las células que se encargan de fabricar la melanina, el pigmento que da color a los cabellos y a la piel y que proviene de un aminoácido llamado tirosina", aclara Juan Ferrando, profesor de Dermatología de la Universidad de Barcelona y consultor del Servicio de Dermatología del hospital del Clínico de Barcelona. "Mediante ciertos procesos de transformación en los melanosomas -organelas del citoplasma de los melanocitos-, la tirosina, con la ayuda de la enzima tirosinasa, se convierte en DOPA -abreviación del aminoácido dihidroxifenilalanina- y ésta de nuevo en melanina. A medida que los melanosomas se van llenando de melanina, se trasladan a los extremos de la célula, se convierten en gránulos de melanina y se inyectan a las células vecinas, los queratinocitos, que forman la capa más gruesa del pelo y la epidermis para dar color al pelo y a la piel".

"Sin embargo", continúa Ferrando, "con el paso del tiempo, los melanocitos primero pierden su función y luego desaparecen". Así pues, del mismo modo que éstos determinan el color del pelo, cuando dejan de funcionar, desaparece el color y aparecen las canas.

Respecto al tipo de color del cabello y de la piel -desde el más claro hasta el más oscuro-, depende de la mezcla en diferentes cantidades de dos pigmentos -la feomelanina y la eumelanina-, que, a su vez, viene determinada por tres enzimas que se encuentran en los melanocitos: la tirosinasa, la proteína dependiente de la tirosinasa 1 -TRP1- y la proteína dependiente de la tirosinasa 2 -TRP2-. Sin embargo, a pesar de las enormes similitudes de este proceso en la piel y en el cabello, en este último se observa pérdida de color progresiva, pero no así en la piel, que lo mantiene mucho mejor.

Recientemente, el equipo de investigadores de la empresa L'Oreal ha apuntado que la causa podría ser la proteína TRP2, ya que han descubierto que no aparece en los melanocitos del pelo y sí en los de la piel. Se abre, pues, un nuevo campo de investigación para determinar si esta proteína contribuye decisivamente a mantener el color de las células en las que está presente, es decir, las de la piel.

Un hombre con canas.
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