Barberá abandera el festival

Casualidad sería que algunas de las gradas del circuito de Estoril estuvieran llamativamente pintadas de rojo y amarillo. Y no menos casualidad debió de ser que la organización decidiera contratar para la ocasión a un speaker (comentarista) que daba unos perfectos gritos de ánimo en un perfecto castellano. Si a ello se une que varios miles de los 55.000 espectadores que hasta el circuito se acercaron eran españoles, o así les delataban las banderas, las pancartas o las camisetas que portaban, habrá que deducir que todo estaba preparado en la soleada mañana de ayer para que los pilotos españoles hicieran algo grande.

Fueron los niños de los 125cc quienes abrieron el festival con una portentosa exhibición de Héctor Barberá, Jorge Lorenzo, Pablo Nieto y Álvaro Bautista, por orden de jerarquía en la clasificación final. Cuatro de las primeros cinco puestos fueron ocupados por corredores españoles. Sólo el finlandés Mika Kallio, segundo, ejerció de forastero en los lugares de honor.

La categoría menor del motociclismo mundial tiene algo de ruleta. Así lo demuestra un hecho cuanto menos curioso: desde hace más de dos años, en los que se han disputado 34 carreras, ningún ganador ha repetido éxito en el siguiente gran premio. El último fue, en julio de 2002, el francés Arnaud Vincent. Hasta 15 corredores se han ido turnando desde entonces en lo más alto del podio, algo impensable en las categorías mayores.

Ayer le tocó el turno a Barberá, que se encontraba ante una de las últimas oportunidades para no perder el tren. Se hallaba el valenciano a 45 puntos del líder de la general, el italiano Andrea Dovizioso. Ahora está a 20. Cierto es que tuvo suerte por la retirada de éste y la salida de la pista del también italiano Roberto Locatelli. Tan cierto como que en la primera vuelta Barberá era el 14º y en la última fue el primero en lo que se antojó una formidable remontada.

El destino, por echarle la culpa a algo sin cara ni ojos, debió de ser el culpable de que los dos líderes de las categorías menores, Dovizioso en los 125cc y Dani Pedrosa en los 250cc, tuvieran el mismo y disparatado problema. Un tornillo se incrustó en una de sus ruedas, pero, mientras el español logró salir indemne, el italiano tuvo que abandonar. Ocurrió mediada la carrera, cuando Barberá, que hizo una salida horrorosa, ya había escalado a los primeros lugares. Se escapó el valenciano con Kallio y logró aguantar en la primera plaza mientras por detrás Lorenzo conseguía en la mismísima recta de llegada birlarle el tercer puesto a Nieto, con Bautista estirando el cuello para ser quinto.

Poco después, Barberá, bandera en ristre, daba la vuelta de honor, ganador como fue del festival español. Y al podio subió abrazado a su jefe, a Clarence Seedorf, que voló desde Milan para vivir su particular momento de gloria; lejos, eso sí, de un campo de fútbol.